Fusilar al culpable
Buscar culpables es una forma urgente de encontrar consuelo ante una tragedia que nos desborda
Actualizado:Pak Nam Gi era, como todos ustedes saben desde hace tiempo, el jefe del Departamento de Finanzas y Planificación del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte. Corea del Norte es ese país cuadriculado en cartón piedra, gobernado por el brutal dictador Kim Jong-il, tirano necesitado no sólo de peluquero que le alivie su aire siniestro sino también de psiquiatra que trate de arreglar su enfermiza cabeza.
El caso es que aquel país de mentira ha sufrido la depreciación de su moneda, el won. Millones de coreanos, del Norte, han perdido sus paupérrimos ahorros cuando el dictador les obligó a cambiar sus viejos billetes por unos nuevos, que tenían dos ceros menos. Por cada 100 won antiguos, los bancos (estatales) entregaban sólo uno nuevo. El personal de allí se ha irritado y eso a pesar de que están entrenados en el silencio a base de un sistema de represión, mazmorra y paredón. Ante el enorme cabreo de los coreanos, el dictador ha decidido buscar un culpable y les ha ofrecido a sus paisanos el fusilamiento de Pak Nam Gi «por llevar a la ruina al país de forma planificada». Desconocemos si tan contundente medida habrá aplacado la desesperación de los coreanos, timados con billetes del Monopoly, pero no se puede negar a Kim Jong-il su claridad de ideas. Teníamos un problema y lo hemos resuelto, se habrá dicho a sí mismo, orgulloso de su eficacia mientras se peinaba delante del espejo.
Elegir un culpable y fusilarlo -a veces sólo metafóricamente- es un método que alivia la tensión del personal. En el caso coreano, del norte, no devuelve los dos ceros de los billetes, pero pretende hacer creer a los damnificados que el malo no es el camarada Kim Jong-il, sino un burócrata desaprensivo.
En Francia la crisis económica ha ayudado a llevarse por delante a la derecha de Sarkozy en las elecciones regionales, en las que la izquierda ha arrasado y la derecha ha perdido en lugares en los que nunca había sido derrotada.
En España algunos calculan que empezaremos a ver la remontada de la crisis económica en vísperas de las elecciones generales, previstas para el 2012, y que esa ilusión movilizará a un electorado que hoy muy posiblemente se quedaría en casa, cansado como ésta de una crisis de caballo.
Buscar culpables es una forma urgente de encontrar consuelo cuando nos enfrentamos a una tragedia que nos duele y nos desborda. Ante mi desesperación, que por lo menos alguien lo pague, parecen decirse los ciudadanos. En Corea del Norte no hay ciudadanos, los habitantes de allí no tienen derechos. En la Europa democrática, devastada por la crisis, sí hay ciudadanos, personas con derechos y obligaciones, que pueden tomar libremente sus decisiones y elegir, o no, culpables.