Un hombre apuñala nueve veces a su ex mujer en Huelva
HUELVA / SEVILLA. Actualizado: GuardarJulia Madruga Benítez, una vecina de Lepe, de 56 años, madre de tres hijos, falleció la madrugada de ayer víctima de las puñaladas que sufrió el jueves por la tarde en el tórax, abdomen, varias vísceras y en los brazos, presuntamente a manos de su ex marido, Cayetano G. M., de 58, del que hacía diez años que se había separado.
La mujer acudió a visitar a su madre, ingresada en la clínica Blanca Paloma de Huelva, y su agresor la siguió y en la habitación del hospital le propinó siete puñaladas que le causaron la muerte a las dos de la madrugada, tras ser operada de urgencia en el Hospital Juan Ramón Jiménez de la capital onubense.
El presunto agresor, que tenía una orden de alejamiento desde enero, fue detenido y estuvo hospitalizado hasta el mediodía de ayer, cuando salído bajo vigilancia policial para declara ante la Policía Nacional después de ser revisado de unas heridas que, al parecer, se infligió él mismo tras la agresión.
En la actualidad, el presunto asesino vivía en Lepe con una hija y la mujer residía tanto en el complejo turístico Islantilla, a unos seis kilómetros de distancia, como en un piso de la barriada de Hispanidad de Huelva, junto a uno de sus hijos.
«Él estaba muy celoso de ella, y nos temíamos que iba a pasar algo así», explicaron fuentes de la familia, que lamentaron que las medidas judiciales puestas en marcha para evitar el desenlace no hayan sido efectivas y explicaron que, aunque la mujer lo había denunciado, no se esperaban este desenlace.
Relación tormentosa
La relación entre ambos en los últimos años fue tormentosa, y aunque se habían separado hacía una década, hace cinco volvió a vivir con él «por compasión», hasta hace un año, y actualmente tenía una nueva pareja, lo que la familia cree ha sido el detonante para que el agresor la matase «por celos».
Según Ana María López, compañera de trabajo de la fallecida en el Teléfono de la Esperanza, ésta no consiguió testigos de las amenazas de muerte que sufrñia, de forma que el proceso judicial quedó sobreseído.
Para protestar por este crimen, unas 500 personas se concentraron a las puertas del Ayuntamiento de Lepe, donde el alcalde, Manuel Andrés González, lamentó que «a la tristeza propia de todas las pérdidas humanas, en el caso de Julia, se unen además el dolor y la rabia de saber que la vida de esta mujer lepera, de 56 años de edad, se ha ido porque un verdugo ha querido acabr con su vida».