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Médicos israelíes observan el cadáver del tailandés alcanzado por un cohete lanzado desde Gaza. :: AFP
MUNDO

Al-Qaida aviva la guerra contra Israel

Un grupo afín a la red terrorista mata a un emigrante al lanzar desde Gaza un cohete sobre suelo hebreo en un claro desafío a Hamás

LAURA L. CARO CORRESPONSAL
JERUSALÉN.Actualizado:

La tensión entre Israel y los palestinos a cuenta de los nuevos proyectos de ampliación colonial, que han desembocado en graves disturbios en torno a Jerusalén Este, se extendió ayer a Gaza. Desde allí, un grupo autoproclamado afín a Al-Qaida llamado Ansar al-Sunna reivindicaba el disparo de un cohete artesanal que por la mañana acababa con la vida en territorio hebreo de un jornalero de nacionalidad tailandesa, primera víctima del fuego palestino en los últimos catorce meses. «La misión yihadista -certificaba la célula en un comunicado- es en respuesta a las agresiones sionistas a nuestro pueblo en Jerusalén».

La reacción de Israel no se hizo esperar, y el viceministro de Defensa, Matan Vilnau, anunció un escarmiento «duro», al tiempo que el número dos de Exteriores, Daniel Ayalon, aseguraba que ni la delicada crisis que su país atraviesa con EE UU va a evitar las represalias: «Nunca hemos pedido permiso a nadie para defendernos, y procederemos de igual modo», sentenció.

Ayalon se apresuró a responsabilizar también a Hamás de la acción, a pesar de que las autoridades islamistas llevan tiempo combatiendo a grupúsculos yihadistas que desafían su poder, y con los que se han enfrentado hasta la muerte. A pesar de ello, y lejos de desautorizar un ataque contra el Israel, Hamás emitió su propio comunicado legitimando el disparo como contestación «a la guerra lanzada por el gobierno del enemigo sionista contra el pueblo palestino, los lugares sagrados y la mezquita de Al-Aqsa». Y para ratificarlo, un segundo Qasam impactó pocas horas después en una zona abierta en la región de Eshkol, junto a la Franja, sin producir víctimas ni daños materiales.

Condena internacional

La nueva escalada violenta se registró poco antes de la visita a Gaza de la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, y de que hoy se reúna en Moscú el cuarteto de mediadores para Oriente Próximo (EE UU, la UE, la ONU y Rusia). En la agenda figura de forma genérica la tarea de abordar la situación en la región, crispada tras la quiebra del incipiente proceso de paz por el anuncio de Israel de construir 1.600 nuevas viviendas en Jerusalén Este.

«Todo acto de terror contra civiles es totalmente inaceptable», lamentaba desde la capital rusa el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, que el domingo tiene programado viajar a Gaza para evaluar las condiciones humanitarias sobre el terreno. Ashton también se declaró «extremadamente impactada» por el ataque mortal y aprovechó para insistir en que una de las razones de este su primer viaje a la zona como representante de la política exterior de la UE es «mostrar mi preocupación por la necesidad de que haya conversaciones de proximidad (de paz) tan pronto como sea posible».

Lejos de equidistancias, y en un tono similar al ya utilizado por Jordania, El Cairo arremetió contra las «acciones provocadoras e ilegales» de Israel en Jerusalén Este, y exigió su inmediata paralización al encargado de negocios de la Embajada judía, que fue convocado por el Ministerio de Exteriores egipcio. Según un portavoz de ese departamento, el Gobierno Mubarak sigue de cerca y con atención los acontecimientos y percibe peligro sobre todo en los sucesos que están registrándose en torno a la mezquita de Al-Aqsa, en el Jerusalén histórico.

A falta de que el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, ofrezca respuesta a la petición norteamericana de cancelar el último proyecto de colonias en esa parte ocupada de la Ciudad Santa, el presidente Simon Peres reiteró ayer en una entrevista con Ashton que la ampliación de los asentamientos continuará. «Se ha hecho por todos los anteriores gobiernos -dijo- y, hablando claro, con el acuerdo de todos, incluidos los palestinos (.). Tenemos el derecho a construir en las áreas en las que ya hemos construido».