Repunta la morosidad de cajas y bancos
Sindicatos y consumidores reclaman un relevo urgente en la dirección de las cajas de ahorro tras la dimisión de Juan Ramón Quintás La proporción de créditos impagados supera el 5% en enero y se sitúa en niveles de 1996
MADRID. Actualizado: GuardarLa morosidad del crédito volvió a repuntar en enero, tal como habían anticipado los dirigentes de bancos y cajas de ahorro. Es un fenómeno habitual que en el arranque del año los impagados crezcan y 2010 va a ser un ejercicio crítico para el sector, según coinciden los expertos. La proporción de dudosos escaló al 5,31% para el conjunto de entidades de crédito, incluidos los establecimientos financieros, cuya mora se situó en el 10,21% en ese mes. Para encontrar niveles semejantes de impagados hay que remontarse catorce años atrás, concretamente a febrero de 1996. También supera el listón de los dos dígitos, hasta trepar al 10,6% -una proporción nunca alcanzada en este registro-, la morosidad de los préstamos inmobiliarios, y eso a pesar de que el crédito vivo concedido a este sector se está recortando en términos absolutos. A 31 de enero, la financiación a promotores estaba en 323.306 millones, inferior en 1.130 millones a la de tres meses antes.
La morosidad de este segmento de actividad va a seguir aumentando. En un poco habitual alarde de transparencia, el Banco de España ha revelado que 62.300 millones en créditos concedidos a la construcción tienen la calificación técnica de 'subestandar'. Esto quiere decir que quienes los contrataron siguen cumpliendo con sus compromisos de pago, pero se encuentran en tales dificultades que podrían dejar de hacerlo en cualquier momento. Los principales bancos y cajas ya han anticipado provisiones por este concepto. Novedad en el inicio del año es la distancia que vuelven a marcar las cajas de ahorro respecto a los bancos. La morosidad de las primeras se eleva al 5,34% frente al 5,05% del mes precedente. El tirón de los bancos es algo más suave, desde el 5,01% de diciembre al 5,18% del pasado enero. La proporción más baja de dudosos se localiza una vez más en las cooperativas de crédito, que ahora registran un 3,97%.
Ajuste «ineludible»
Las cajas de ahorro se encuentran inmersas en una fase de reestructuración a la que se ven forzadas por la necesidad de hacer frente a una morosidad creciente con un volumen de negocio menguante y sin poder recurrir al capital propio para reforzarse. A medio camino de este proceso ha estallado la crisis en la 'patronal' que les representa, al dimitir anticipadamente el presidente, Juan Ramón Quintás. Tras el borrascoso consejo que la Confederación de Cajas de Ahorro (CECA) celebró el pasado miércoles, se han producido llamamientos a la calma, y también recordatorios de que una situación de interinidad es lo menos adecuado para un sector en plena reconversión. Por eso, desde los sindicatos a organizaciones de consumidores, y también autoridades reguladoras, se pide un pronto relevo.
Los expertos han destacado la vulnerabilidad de las cajas de ahorro, un colectivo con elevada exposición al sector inmobiliario y alta dependencia relativa de los mercados mayoristas. En grandes números, las 46 cajas existentes en España gestionan algo más de 1,25 billones de euros en activos, para lo que emplean a 132.000 personas, con un coste medio de 68.000 euros. De ellas, 106.000 trabajan en las más de 24.000 oficinas abiertas y otras 26.000 en 46 estructuras de apoyo, según refleja un trabajo elaborado por Ángel Berges y Daniel Manzano, socios de Analistas Financieros Internacionales.
Costes financieros
Calculan los autores que cada oficina de cajas gestiona sólo 48 millones de activos, de manera que a cada empleado corresponden apenas 9 millones. Por añadidura, cada 4,3 empleados de oficina sostienen a uno de servicios centrales, lo que incorpora una carga de costes fijos muy elevados. Y concluyen que mientras que la reducción de oficinas (una por 1.000 personas, más del doble de la media europea) puede abordarse en el seno de cada entidad, la reducción del peso de los servicios centrales pasa «ineludiblemente» por un fuerte recorte del censo de cajas existente. Si el colectivo se achica -y el Banco de España ya ha hablado de que el proceso de fusiones podría reducir el número de cajas en un 30% lo que equivale a unas 15 instituciones menos- y las entidades resultantes tienen mayor tamaño, el papel de la Confederación, ahora muy volcado a proporcionar servicios a las instituciones pequeñas, tendrá que cambiar.
El nuevo dirigente de la CECA habrá de negociar, además, unos cambios que pueden pasar por la introducción de derechos políticos en las cuotas participativas, o reducir la presencia de los entes públicos en los órganos rectores. Puesto que las cajas no tienen acccionistas, las cuotas participativas les permitirán reforzar su capital. Un descenso de la cuota de representantes políticos en sus consejos también despejará el camino para fusiones.