Aclaración
Actualizado: GuardarEl pasado 13 de marzo, al leer LA VOZ, me sorprendió gratamente el ver con cuánta rapidez daba información sobre el entrañable acto que la Delegación Provincial ha dedicado a los docentes que nos hemos jubilado en el año 2009 y en el que tuve el honor de intervenir. Pero al mismo tiempo me quedé sumamente perpleja al ver que me habían adjudicado méritos que no poseo. Solamente he cursado una carrera, no dos; es decir, nunca he ejercido el Magisterio, si bien por ser hija de maestros me siento muy identificada con ellos y sé la importante labor que llevan a cabo. El único título que poseo es la licenciatura en Filología Clásica y toda mi vida profesional ha sido como profesora de Latín.
Nunca he sido directora de un colegio y menos de uno fantasma, que no existe en Jerez, por lo que pido disculpas al director o directora del colegio Cristóbal Colón de El Puerto de Santa María, pues no he pretendido en absoluto suplantar su identidad y la labor que está llevando a cabo. Todo ha sido motivado por un error incomprensible. En mi intervención sí hice alusión a mi instituto, el Padre Luis Coloma de Jerez, donde he pasado más de la mitad de mi vida porque cursé como alumna siete años de estudios y posteriormente treinta años como profesora de latín. En él estudiaron mis cuatro hijos y en sus profesores personifico que la figura de quien ha contribuido a la formación de tus hijos es la figura más importante para un padre o una madre. De estos treinta años los últimos dieciséis los he ejercido como directora del Instituto Padre Luis Coloma de Jerez, que por cierto es el más antiguo de la provincia de Cádiz. Pero lo que más aumentó mi desconcierto al leer su periódico es que pusieran en mi boca palabras que yo no había pronunciado. No es mi estilo adjudicarme méritos de otra persona.
En mi intervención aludí a los vertiginosos cambios que estamos viviendo en el sistema educativo pero en ningún momento hice valoración alguna de ellos. El mérito de esa valoración, con la que puedo estar de acuerdo o no, y repito que soy profesora de latín, corresponde a mi compañero D. Juan Antonio Valle Viana y no a mí. Por eso también le pido disculpas pero espero que entienda que nunca estuvo en mi intención apropiarme de sus palabras e ideas. Jamás he sido supersticiosa pero el día trece, aunque no fuera martes, pasé una jornada llena de desazón y zozobra pensando que mis compañeros del P. L. Coloma pudieran pensar que mi intervención no había tenido nada que ver con mis convicciones y trayectoria profesional y que me había apropiado de las ideas de otra persona.