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«El 11-M demostró que vivíamos en una sociedad llena de problemas»

Ana Leñador | Cádiz
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Ha colgado la cámara para aferrarse a la pluma y el resultado no ha podido ser más positivo. Tras su dramático retrato del terror etarra al que ‘Todos estamos invitados’, Manuel Gutiérrez Aragón ha firmado su primera novela, ‘La vida antes de marzo’, un cruce de historias entre dos jóvenes con el 11-M como telón de fondo que le ha valido el Premio Herralde. Lo importante es contar, el vehículo es lo de menos. Esta tarde a las 20.00 horas participa en el ciclo ‘Letras capitales’ con una conferencia en la Biblioteca Provincial, y mañana repite en la Caballero Bonald.

–Tengo entendido que la escritura fue su primera vocación...

–Cuando estudiaba en el instituto todos suponíamos que iba a ser escritor. Luego fui a Madrid a estudiar. Quería ingresar en la Escuela de Periodismo pero estaba cerrada y me metí en la de Cine. Me quedé haciendo películas. Todos decían que entre cinta y cinta, podía escribir alguna novela, pero no quería compaginarlo. Escribir una novela precisa cargar las pilas durante mucho tiempo. Cuando decidí dejar el cine, fue para dedicarme a ello. Ahora me siento rejuvenecer.

–¿Produce más vértigo enfrentarse a una novela cuando se es un cineasta reconocido? ¿Creía que la crítica iba a ser más dura con usted?

–No, en el cine es más dura. La literatura tiene menos repercusión. Lo que buscaba era un rincón sosegado de la creación. Más tranquilidad. En el cine si no pedaleas, te caes. Pero puedes escribir un libro cada dos años y no pasa nada.

–¿Cómo era la vida antes del 11-M?

–La novela apuesta por la vida, cuenta los amores, desamores, encuentros y desencuentros de dos jóvenes. El libro acaba con el 11-M, pero no trata sobre el atentado. Lo que ocurre es que cuando rozas un tema tan sensible, lo tiñe todo. La vida antes no es que fuera mejor ni peor, pero el atentado nos marcó. Salimos de una cierta inociencia. Demostró que pertenecíamos a una sociedad llena de problemas y contradiciones que desconocíamos. Con ETAya habíamos aprendido a convivir, pero no con el terrorismo islámico. Pero quiero dejar claro que la novela trata del choque de civilizaciones, no del terrorismo.

–Tras ‘Todos estamos invitados’, ¿a qué conclusiones ha llegado en relación al terrorismo de ETA?

–Mi objetivo era exponer el problema, quien lo tiene que resolver es la sociedad. Las novelas y el cine no ofrecen soluciones. Las tienen que dar los políticos y con los que tenemos no creo que haya solución alguna.

–Con su primera novela ya ha conseguido un reconocimiento importante, el Premio Herralde.

–Ha servido para que se me tome en serio como escritor. Para que no digan que soy un director de cine que ha escrito una novela. Los premios no justifican nada. Sirven para llamar la atención sobre una obra. El lector es el que tiene que juzgar.

–Como cineasta ha estado reconocido desde sus primeros años pero, ¿se ha quedado con la espinita de no haber recibido un Oscar?

–No, que va. El Herralde ha sido como cuando recibí el premio de la crítica en la Berlinale por mi primer filme, ‘Habla mudita’. Sirvió para que se me tuviera en cuenta. Pero el mundo del arte, insisto, se autopremia demasiado. Hay que tomárselo con distancia.

–Ha dicho que la novela está alejada del cine, ¿temía que alguien quisiera llevarla a la gran pantalla?

–Nunca he sido muy partidario de las adaptaciones, aunque hice la de ‘El Quijote’. Si la novela es buena, que se reedite. Si es mala, que se olvide. He escrito una novela que difícilmente se puede adaptar, aunque todo se puede, hasta la guía de teléfonos. Algún productor me ha comentado que lo haga yo mismo, pero ni se me ocurriría. Me daría mucha pereza...

–Dice que no ha abandonado el cine.

–He dejado la dirección, el cine es mi vida. Hay muchas actividades que hago en torno al cine, producir algún corto, escribir algún guión...

–Entre sus últimos proyectos está una película sobre el nuevo disco de Serrat.

–Sí, somos muchos directores. Están Isabel Coixet, José Luis Cuerda, Bigas Luna, Imanol Uribe... Yo he hecho un corto de tres minutos. El punto de partida es un poema de Miguel Hernández cantado por Serrat. Ha sido divertido participar. Este tipo de actividades, pienso seguir haciéndolas.

–¿Cómo lleva su segunda novela, ‘Virtud y fortuna’?

–Llevo pocas páginas porque he estado con la promoción del libro. Aunque parezca raro, donde más aprovecho para escribir es en los hoteles, donde no me molestan tanto. Ahora mismo estaba trabajando en ella.

–¿Qué puede adelantar?

–No mucho, aún es pronto. Pero se trata, como en el cine, de contar una historia interesante y atrapar al lector/espectador. Yen esto todo vale.

–¿Se apuntará a la moda de la novela histórica?

–No, a mi me interesa la historia que estoy viviendo. Esta moda espero que pase pronto.

–Ayer me decía un escritor que es más difícil hacer una novela ambientada en la época actual...

–Seguramente que sea verdad. La novela histórica parte de unos hechos que son atractivos por sí mismos. Lo difícil es hacerlo con personajes cotidianos. Es mucho más difícil llamar la atención sobre hechos que están en la prensa o en la televisión. Más arriesgado.

–Ha dicho en varias ocasiones que tiene pendiente hacer algún proyecto relacionado con su tierra, Cantabria.

–Siempre ha estado en el fondo de mis películas. Algunas las he rodado allí y otras no he podido. Las montañas, el mar y la tradición oral están en mi cultura. Cantabria es una tierra muy proclive a contar historias sobre ella.Tiene esa medida justa entre lo real y lo soñado que hace que las historias sean grandes. Tiene un lado mítico que coloca la narración en su punto ideal.

–‘La vida que te espera’ se rodó allí y consagró a una joven actriz como Marta Etura. ¿Qué opina del Goya que le ha concedido la Academia?

–Ya era hora de que la reconocieran. Es una de las mejores actrices con las que he trabajado y de las mejores que hay en España.

–¿Vive un buen momento el cine español?

–Últimamente ha cosechado muchos éxitos internacionales, que era lo que se buscaba. Que se nos reconociera fuera. En los últimos Goya se ha visto una reconciliación entre la sociedad española y el cine español. Ya se vivió en los 90, pero en los últimos años ha habido un divorcio. Ahora los españoles reconocen que nuestro cine es bueno. Si una cinematografía tiene calidad, se hacen varias películas buenas al año y aquí las hay.

–Dígame una.

–‘El secreto de sus ojos’, una producción española.