Implicación o grada

Desde que ascendimos, los xerecistas éramos conscientes de la dificultad que entraña la Primera División. Sabíamos que, como cualquier primer ascendido en su historia, podríamos pagar la novatada y vernos al año siguiente de nuevo en Segunda. Si a todos estos pensamientos lógicos le añadimos la malísima planificación y gestión de la presente temporada por parte del anterior dueño del club y sus pupilos, pues ahí lo tenemos. El Xerez es colista con sólo tres victorias, diecisiete derrotas y seis empates. Siendo, además el equipo menos goleador, con tan sólo dieciocho dianas, y uno de los más goleados, con cuarenta y ocho goles en contra. Sabíamos que descender estaba dentro de la lógica, lo que me preocupa es hacerlo de esta manera, con un equipo sin ganas, sin lucha, sin identidad, sin alma. Un colista que ha perdido el poco respeto de sus adversarios y que, impotente, deambula sin sentido por esta categoría. Lo que más me indigna es las pocas ganas de luchar de algunos futbolistas que percibimos, incluso, desde el exterior del vestuario.

Hay jugadores que parecen estar pensando más en el mañana, que en el presente. Quizás, más pendientes de una llamada telefónica de su representante que de una corrección de Gorosito en el entrenamiento. Yo no quiero gente así en el Xerez, ni en Primera, ni en Segunda. El que no esté implicado al cien por cien por intentar salvar a este equipo, que salga de la convocatoria, puerta, y a la grada. Así tengamos que jugar con el filial y cinco más; vamos, lo que ocurre en junio. Desde la grada podrán atender la llamada de sus representantes sin preocuparle el marcador. No quiero a personas que bajen los brazos en el primer gol en contra porque crean que esta situación es irreversible. Yo me resisto a creerlo y les pido, que hasta que las matemáticas no digan lo contrario, ellos tampoco lo hagan y si no, que dejen paso a otros.