El invento no duró ni una hora
Los jugadores azulinos no crearon ocasiones de gol en un partido gris y bastante desacertado para la delantera xerecista La dupla formada por Mario Bermejo y Míchel no funcionó en El Madrigal:: lof
JEREZ. Actualizado: GuardarEl Xerez no está para inventos y Gorosito ya debería de saberlo. La permanencia ya está complicada, casi imposible, pero el argentino probó fortuna y salió escaldado. Néstor tuvo una idea durante la semana y trabajó para que diera sus frutos sobre el verde de El Madrigal. El técnico argentino del Xerez apostó por la altura y la fuerza en el ataque. Dejó el genio de Antoñito en el banquillo y dio entrada a la fortaleza y el instinto goleador de Mario Bermejo, junto a un Míchel en estado de gracia. Misión complicada la de complementar a dos jugadores muy similares, sobre todo, si de los dos el encargado de buscar los balones aéreos era Bermejo. Más se complicaba si el Xerez estaba más preocupado en defender la embestida inicial de los de La Plana que en atacar.
Sin embargo, la experiencia de los dos atacantes xerecistas fue un grado. En el primer cuarto de hora, Mario Bermejo demostró su buen estado de forma y cabeceó un buen lanzamiento de falta de Momo. Primer aviso. Y es que el cántabro entró con ganas en su vuelta a la titularidad. Míchel también, aunque el madrileño comenzó bajo la sombra de Bermejo.
Pero el movimiento estaba lamentablemente en el área azulina. Llorente en claro fuera de juego adelantaba al rácano Villarreal y los delanteros xerecistas veían los minutos pasar y los balones también.
El descanso no le vino bien a la delantera de altura azulina. Los balones no llegaban y Bermejo se buscaba la vida casi en el centro del campo. Por su parte, Míchel acabó en el banquillo cuando aún quedaba más de media hora para la finalización del encuentro, dejando claro que a Pipo no le gustó el invento.
Y es que los minutos pasaban y la delantera xerecista seguía siendo más que inofensiva. Tan sólo la entrada de Orellana parecía darle algo de mordiente al equipo de gorosito, aunque el desgaste de haber estado debajo del marcador pasó factura. Más aún cuando a Escudero le dan la libertad suficiente como para chutar desde su casa y matar el partido en el descuento.