CARTAS A LA DIRECTORA

Peligroso ejemplo

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Prosigue el vaivén de declaraciones y aviesas intenciones acerca de las pensiones por parte de nuestros máximos mandatarios, que hace tiempo han abandonado la mesura y ponderación que tenían que caracterizarles, al menos en un tema tan sensible. El último en salir a la palestra ha sido el ministro de Trabajo, que nos anima a hacernos planes privados para complementar nuestra jubilación. Animar es un verbo bastante positivo, aunque en este caso realmente se utilice para meternos el miedo en el cuerpo, de forma poco sutil, diría yo. No nos engañamos, y sabemos que habrá que cuadrar las cuentas -pero las de todo el sector público tomándolo como una unidad- haciendo el trasvase de fondos, si es necesario, desde lo accesorio a lo imprescindible, entre lo que se encontrará el sistema de pensiones. Pero lo que no pueden hacer es remitirnos ahora a un sistema financiero que no ha respondido a lo que la sociedad demandaba de él.