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La democracia china
La revolución. El gitante asiático roza los 400 millones de internautas, y aunque la Red está severamente censurada, cada vez ejerce más presión sobre sus gobernantes
Actualizado: GuardarHace unos días no cabía un alfiler en el Gran Hall del Pueblo. Los casi tres mil delegados que asisten al Congreso Nacional Popular abarrotan la espectacular sala coronada con una gigantesca estrella roja que ha perdido su sentido en la economía china, pero que sigue imperando en la política. A pesar del gentío, sólo se escucha una voz: la del primer ministro Wen Jiabao.
Cuando termina de exponer su particular informe anual sobre el estado de la nación, no hay oponentes que le abucheen desde ningún rincón del hemiciclo. De los 2.987 miembros de la cámara que preside Wu Bangguo, 2.099 pertenecen al Partido Comunista. El resto son 'independientes', pero amigos, o están afiliados al resto de formaciones políticas a las que se les permite la existencia para que el Gobierno de Hu Jintao pueda argumentar que China no es una dictadura. Pero la unanimidad que caracteriza a las votaciones se ve contestada en un etéreo ámbito que, por mucho que el Partido intenta controlarlo, se escurre por sus tentáculos: el ciberespacio.
Zhu Wei es el nombre ficticio de una joven de 22 años que no tiene claro qué es la democracia. Esta shanghainesa liga el sistema político a Estados Unidos, y luego se hace un lío con Irak y Afganistán. La propaganda hace mella, y el abuso del término por dirigentes de países que lo utilizan para invadir otros territorios no ayuda. Pero, inconscientemente, Wei está, junto a otros 400 millones de chinos, impulsando con su actitud el nacimiento de la democracia china.
Desde su modesta habitación, actualiza a diario el blog que escribe en el portal sina.com y que siguen decenas de miles de internautas. Esta semana comenta las decisiones que se toman en Pekín, y lo hace con dureza: «Es el quinto Congreso que recuerdo, y el objetivo siempre es el mismo, reducir la brecha entre pobres y ricos. Sin embargo, según las propias estadísticas del Gobierno, la diferencia nunca ha sido mayor y va en aumento. Por otro lado, el precio de la vivienda crece mucho más de lo que reconocen nuestros dirigentes, y ellos son los primeros beneficiados».
El 'post' recibe decenas de comentarios en un par de horas. Muchos le dan la razón, y unos pocos la acusan de traidora a la patria. El mes pasado, sus comentarios sobre la retirada de 'Avatar' de las salas 2-D del país, para dar paso a la producción china 'Confucio', se unieron a los de otros muchos millones. Fue un boicot no declarado. El filme ha fracasado y las críticas han llegado incluso desde la propia prensa oficial.
«Los internautas chinos se han convertido en el único mecanismo de control al poder chino», dice Marina Yue Zhang, autora del ensayo 'China 2.0, the transformation of an emerging superpower' (China 2.0, la transformación de una superpotencia emergente). «Aunque es improbable que haya cambios formales en el proceso político del gobierno, los debates que millones de chinos llevan a cabo en internet tienen cada vez mayor influencia en sus dirigentes». Y sus protestas, consecuencias.
Políticos entre rejas
Los casos son numerosos. Los internautas chinos han sacado los colores a muchos políticos. Algunos están ya entre rejas o han sido amonestados. Los casos de corrupción se revelan en código binario, las injusticias sociales se 'cuelgan' en forma de fotografías y vídeos tomados subrepticiamente con teléfonos móviles, y las manifestaciones no se organizan en las calles, donde siempre cabe la posibilidad de encontrarse con los tanques de Tiananmen, pero tienen incluso mayor resonancia en los foros 'online'. No hay elecciones en China, pero los internautas le están cogiendo el gusto a eso de votar.
El último caso se ha vivido la primera semana de febrero. Un hombre que caminaba por una calle de Guangzhou, en el sureste del país, vio cómo una mujer se arrodillaba frente a los dos guardias de seguridad de un edificio gubernamental. Trataba de hacer llegar una queja personal al Gobierno, y los dos hombres uniformados se comportaron con un desdén que ha provocado una tormenta en la Red. El resultado ha sido fulminante: la destitución de ambos guardias que, como apuntó el propio alcalde de la ciudad, «no son funcionarios sino empleados de una empresa de seguridad con la que el municipio tiene un contrato». Y la razón aducida para tomar tan drástica decisión demuestra un importante cambio de actitud: «Los dos empleados 'cazados' en las fotografías suponían una amenaza para el gobierno local». Otro ejemplo digno de mención es el que ha provocado la reescritura de la Ley de Demoliciones. Todo porque Tang Fuzhen, una mujer de 46 años originaria de la ciudad de Chengdu, se quemó a lo bonzo cuando la Policía acudió para desahuciarla, a finales del año pasado. Alguien grabó con un teléfono móvil la escena, y la publicó en un blog. El vídeo saltó de página en página y, 16 días después, cuando se publicó la muerte de Fuzhen, pocos espacios personales en el ciberespacio chino no arremetieron contra la política del Gobierno.
Es lo más cerca que China puede estar de un debate nacional, y ha culminado en la redacción de una carta abierta al Ejecutivo, firmada por un buen número de profesores universitarios, en la que se exige la abolición de la actual normativa, tachada de contraria a la Constitución, a la ley de Propiedad Privada, e incluso a los Derechos Humanos. Y han ganado la batalla. Por primera vez, una norma tendrá en cuenta el clamor popular. Así, no es de extrañar que durante los disturbios de Xinjiang el año pasado, lo primero que cortaran las autoridades fuera internet.
'El ejército de los cinco mao'
«En cinco años la revolución digital ha abierto el grifo de la información en China. Este cambio -explica Yue Zhang- es difícil volver a cerrarlo y supone un peligro para la estabilidad social del país». Por eso, el Partido Comunista ha creado lo que muchos llaman 'el ejército de los cinco mao', en referencia al dinero que cobran (cinco jiao, unos seis céntimos de euro) los peculiares soldados que lo conforman por cada comentario que dejan en la Red. Están empleados por los gobiernos regionales para contrarrestar el efecto de los 'blogueros'. Su existencia no es exclusiva de China. corporaciones y gobiernos de todo el mundo tratan de influir en la opinión pública a través de las herramientas que ofrece internet. Pero lo característico del gigante asiático es la organización de este ejército de opinión. Según el último informe no clasificado sobre las Fuerzas Armadas chinas elaborado por la CIA, China cuenta con 300.000 efectivos destinados a la guerra cibernética. Aunque a los americanos lo que les preocupa es la posibilidad de que estos 'hackers' infecten sus sistemas con virus avanzados, muchos de estos soldados de internet, que se forman en centros educativos oficiales, están dedicados a la batalla en suelo chino: la censura de internet, el rastreo de disidentes, y la publicación de 'posts' pro-gubernamentales.