Valcárcel

Llevamos meses padeciendo la lluvia y, en consecuencia, nos hemos acostumbrado a que en cuanto sale un rayito de sol, nos apalancamos en cualquier terraza a reconciliarnos con él. Se percibe desidia en el ambiente y en el paisanaje de la ciudad, el tema recurrente de cualquier conversación pasa por verbalizar en algún momento que 'pechá' de agua, y de inmediato lo achacamos al cambio climático cuando, según apuntan voces expertas, este asedio de lluvias es un episodio más de un periodo cíclico en el que se alterna lluvia y sequía.

El miércoles, aprovechando un guiño del sol, me fui con tiempo a El Moral sintiéndolo mucho, prevalece la nomenclatura emocional sobre la académica. Tenía tiempo suficiente para asomarme a La Caleta antes de la reunión, pero claro está no suficiente para aparcar. Una vez más tuve que meter el coche en el aparcamiento de Valcárcel, así que ni el sol ni los Erasmus de la balaustrada, que como gatos estaban adormecidos al solecito, lograron sacarme del enfado. Al parecer, peligra el proyecto de excelencia y el complejo turístico de lujo que tan necesario es, las trabas administrativas y la impenitente crisis no sólo retrasa sino que hacen vacilar el que era un proyecto clave para el desarrollo turístico y empresarial de la Bahía, ya que por fechas no lograba serlo para la cumbre.

Imagino que si como ciudadana este tema logra sacarme de mis casillas, los actores políticos implicados andarán que trinan: estudiando emprender las acciones legales precisas, acciones que como gobernada no conozco, contra la reputada promotora zaragozana que durante más de un año por no mover no ha movido ni un papel. Como les decía, debe ser que la lluvia hace mella en el ánimo y quizá no sea para tanto.