DOCTOR IURIS

En falso

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hay veces que uno debiera callarse. Es una verdad indubitable, un aforismo latino. Cuántas veces apenas medio segundo después de haber manifestado una brillantísima opinión en público uno se ha dado cuenta de que iba a ser sojuzgado, etiquetado y vilipendiado por algún contertulio casi de inmediato. Todo queda en anécdota si la metedura de pata la hace la camarera del bar de al lado de un Juzgado de la provincia que, ante el requerimiento de un mollete con tomate, aceite, jamón serrano y sal, manifiesta que no puede servirlo porque «no sabe cortar el jamón». Tierra trágame, pensaría la chica al ver la cara del cliente. Esto no tiene más relevancia que el hecho de que esta respuesta ha pasado instantáneamente a mi acerbo particular para amenizar reuniones de negocios, familiares o viajes eurodísneos.

El problema se presenta cuando los que usan en exceso la sin hueso, y la lían, son los representantes de la soberanía popular, que teóricamente deben dar ejemplo. Pues va a ser que no. Si hacemos algo de memoria recordaremos el tema del 11-M y cómo perdió Rajoy sus primeras elecciones, o lo de la financiación del GAL por parte de ¿dirigentes socialistas? (por cierto, Luis Roldán sale definitivamente en libertad el día del padre putativo). Volviendo la vista a un momento más cercano hemos observado la acusación realizada contra el ex presidente de la Junta de Andalucía, ahora vicepresidente del Gobierno, Manuel Chaves, por parte de toda la cúpula del PP ante un supuesto trato de favor a una empresa de la que su hija era apoderada. Se produjo ahí un visto y no visto, un hemos presentado querella pero luego lo pensamos mejor y se ha quitado, que acabó en una utilización partidista de la prensa para dañar la imagen pública de un alto cargo político que, a la postre, ha sido desmontada por la justicia. Perdón, Justicia.

En el otro lado de la orilla, por otro lado, se ha demostrado muy poco de ese talante que otrora tan bien vendía el presidente Rodríguez con el tema del aumento de la edad de jubilación en dos años. Los comentarios saltaron como ascuas ardientes al faldón de la yaya en las letrillas carnavalescas, foros auténticos de la libertad de expresión del pueblo. Que trabaje hasta los 67 la De la Vega, con 'tos' sus, dije que dijo uno. Pero, una vez insertada la inyección, cuando la gente ya habla de otra cosa, el enfermero Corbacho parece ser que deja el émbolo intacto, que vamos a seguir currando 'sólo' hasta los 65. El ministro recomienda que la gente haga planes de pensiones privados, dicen que ha dicho. Pero el susto dado con esa amenaza de dos años más de cotización pasará factura no sólo en las relaciones con los sindicatos, que ya tienen su aquél, sino porque, como diría el poeta, cuando un voto muere, ¿A dónde va?