«Le tengo mucho cariño a la foto de Fernando Terremoto: se la hice en su última actuación»

-Es habitual verle haciéndole fotos a artistas flamencos durante todo el festival.

-Tengo entre 4.000 y 5.000 fotos pero no sólo de artistas flamencos, también voy a ver a escritores. Es un gustazo haber podido hablar con Mario Vargas Llosa cuando estuvo en Jerez. La verdad es que no he tenido esta afición al flamenco de siempre sino que la he cogido cuando he tenido más tiempo libre y he podido ir a los sitios. Jerez tiene una oportunidad que no tienen otras ciudades: poder hablar con Cristina Hoyos, con Javier Barón o con Poveda... Da gusto conocer a estas personas. En sus comparencias se desnudan, hablan de cómo han ido luchando durante su vida... El Festival de Jerez es un lujo, es único. El Teatro Villamarta tiene un mérito tremendo.

-¿A qué foto le tiene más cariño?

-Por las circunstancias, le he cogido cariño a la de Fernando Terremoto. Se la hice en la última actuación que hizo. Me ha dado pena su fallecimiento porque es una persona muy joven.

-¿Alguna foto que le falte por hacer?

-Me dio mucho coraje no haberle hecho una foto a Mario Maya, que estuve hablando con él y se murió poco después. No recuerdo qué pasó, a lo mejor no llevaba mi cámara.

-¿Y cuál ha sido su objetivo de este año en el festival?

-Farruquito. Le había hecho fotos a sus hermanos, pero a él no. Me gustó también venir aquí porque así pude hablar directamente con él.

-¿Cómo son los artistas flamencos en las distancias cortas?

-Los más sencillos del mundo. Contra más genios sean, más sencillos son en las distancias cortas. Todas las personas que valen, son las más sencillas. El que es presuntuoso vale poco. Lo he comprobado en los artistas y en mi vida profesional. Siempre me dirijo a ellos con educación. a Cristina -por Cristina Hoyos- le he dicho: «Me gustaría hacerle una foto». Y ella me ha contestado: «Eso está hecho, ¿dónde quieres que me ponga?» Con Miguel Poveda me reí mucho la primera vez que le hice una foto. Engañé al portero para entrar en el sitio en el que actuaba, que estaba lleno. No sé qué le conté al de la puerta y a Poveda le dije que sólo quería hacerme una foto con él. Al cabo del tiempo, lo volví a ver y se acordaba de mí. Persona más sencilla y asequible que Miguel Poveda no la hay. Y es un genio.

-¿Entiende de flamenco?

-Me gusta la plasticidad, la estética del flamenco. Hoy los bailaores tienen una preparación gimnástica extraordinaria. Da gusto ver cómo se cimbrean. Soy aficionado porque me gusta lo que veo, sin más honduras. Hay flamencólogos que se encargan de eso. Lo que sí me encanta es la bulería. Es el sello de Jerez, forma parte de su patrimonio.