«Juntos hasta acabar con ETA»
El Parlamento «promete» no romper la unidad política contra el terrorismo e instaura el Día de las Víctimas
MADRID. Actualizado: GuardarTodos los grupos parlamentarios hicieron pública ayer, en el sexto aniversario de la matanza del 11-M, una declaración institucional unánime en la que «prometen» a las víctimas y a todos los españoles que los partidos no romperán la actual unidad política en la lucha antiterrorista «hasta acabar con ETA».
Se trata de un compromiso sin precedentes por la unanimidad y por el contenido, que fue leído por el presidente del Congreso, José Bono, en una sesión solemne del Parlamento, presidida por los responsables de la cámara baja y el Senado, con el Gobierno casi en pleno y los presidentes del Consejo General del Poder Judicial, del Tribunal Constitucional, así como la presidenta de la Comunidad de Madrid, el alcalde de la capital y la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo como testigos de excepción. Un ultimátum colectivo a la organización terrorista que fue rubricado con un minuto de silencio en el hemiciclo, roto por un largo y prolongado aplauso con toda la cámara puesta en pie.
Son muchos los compromisos parlamentarios que se han sellado al abrigo de la unidad antiterrorista, pero ninguno que se comprometa de forma explícita a mantener la sintonía hasta el final, contra viento y marea, y ocurra lo que ocurra. La declaración llama también la atención porque el terrorismo ha sido motivo de confrontación entre los dos partidos mayoritarios en numerosas ocasiones. José María Aznar arremetió contra el Gobierno de Felipe González por su disconformidad con la estrategia contra ETA; y en la pasada legislatura Mariano Rajoy criticó a fondo el proceso de negociación con la organización terrorista.
«Toda España aquí representada en la casa de la soberanía popular dice a las víctimas y afectados del terrorismo», comenzó Bono su intervención, y la cerró con un claro compromiso: «A los que nos acompañan, los que no han podido venir, los que han sufrido más el terror, os prometemos que estaremos juntos hasta acabar con ETA».
La declaración, pactada por todas las fuerzas políticas, dejó claro que cuando se trata de terrorismo, «cuando está en juego el valor supremo de la vida, lo que nos une a los políticos es mucho más de lo que nos separa». «No hay izquierdas ni derechas que valgan en la unidad contra el terror», aseguraron los grupos sin dejar lugar a los matices.
El Congreso tuvo una mención especial a todas las víctimas del 11-M, algunas de ellas sentadas en la tribuna de público, para asegurarles que no están «solos» y para afirmar que «no hay terroristas buenos ni hay pueblo que sea digno si ese pueblo es capaz de convivir, acoger o defender a maldita especie». Asimiló a los criminales con las alimañas que «viven en cavernas, cultivan el odio, ocultan el veneno bajo cualquier dogma, y acaban manchando cualquier causa por importante y digna que sea, en cuanto que la tocan con sus sucias manos».
El Parlamento quiso simbolizar este compromiso sin fisuras con una fecha simbólica e instauró que el 27 de junio será a partir de ahora el Día de las Víctimas del Terrorismo. En esa fecha, el Congreso celebrará «una sesión plenaria solemne» para homenajear a los ciudadanos asesinados o heridos por estas organizaciones criminales.
Bono aclaró que cualquier día hubiese servido para tal fin, «porque nuestro calendario por desgracia está lleno de tragedias por culpa de los terroristas», pero que se fijó el 27 de junio, a petición de todos las asociaciones de víctimas, porque fue ese día de 1960 cuando ETA cometió su primer asesinato, al quitar la vida a una niña de 22 meses, hecho que de por sí sólo creen que «pone de relieve la vileza y la inmoralidad de la banda».
Las fuerzas políticas también se comprometieron a que ese día «este hemiciclo no va a ser campo de confrontación», como ocurre en casi cualquier otro debate. «Ese día todos los años nos reuniremos no para competir, sino para compartir el recuerdo, el dolor y el respeto», aseguraron.
Vuelta a la realidad
La garantía por escrito de una jornada de tregua anual parece conveniente porque, como se comprobó ayer, nada más terminar los minutos de hermanamiento anti-ETA de todos los partidos, la dureza de la confrontación política afloró en el Congreso en todo su esplendor. Acabado el acto, José Luis Rodríguez Zapatero abandonó su escaño y se dirigió al centro del hemiciclo para saludar y charlar con la presidenta del Tribunal Constitucional, el del Supremo y el alcalde de Madrid, que habían sido ubicados para la lectura de la declaración en ese lugar de honor, y sólo minutos después se acercó a la presidenta madrileña, pese a que estaba junto a ellos. El desplante inicial, posiblemente vinculado a la «rebelión cívica» que Esperanza Aguirre ha iniciado contra la subida del IVA, se compensó luego con una tan animada como forzada y larga conversación entre ellos.
El clima gélido en que viven PSOE y PP también se comprobó en que Zapatero, que en ningún momento hizo ademán de ir a saludar a Mariano Rajoy, y viceversa, sólo mantuvo una breve charla «sobre fútbol» con el presidente de los populares después de que Bono reclamase la presencia del líder de la oposición para una foto de familia, en la que el jefe del Ejecutivo y el líder de la oposición se encargaron de colocarse bien distanciados y en la que los rostros de los presentes más bien se asemejaban a parientes mal avenidos.
División, un año más
La declaración unánime de unidad contra el terrorismo del Congreso también contrastó con los actos nacionales de recuerdo a las víctimas del 11-M, que seis años después del mayor atentado de la historia de España confirmaron la profunda división que mantienen las asociaciones de víctimas y los partidos, reflejo de las heridas que provocaron las consecuencias políticas de la masacre, que aún siguen abiertas.
El Ayuntamiento de Madrid y el Gobierno regional hicieron actos separados, las asociaciones de víctimas más vinculadas al PP realizaron su propio homenaje al que no asistió la asociación mayoritaria, presidida por Pilar Manjón, que se reunió, como ha hecho siempre, en el mismo foro con la UGT y CC OO.
Sólo dos instituciones lograron reunir ayer en el mismo acto a todos los grupos de víctimas. Bono, en el Congreso, en un homenaje distinto al acto institucional de la mañana, y el Rey, que recibió a los responsables de las tres asociaciones de víctimas de la tragedia poco después en el palacio de La Zarzuela.