Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Opinion

El paraíso de los galanes

CARMEN F. MORILLO
PERIODISTA Y CONSEJERA DEL CONSEJO AUDIOVISUAL DE ANDALUCÍAActualizado:

La detención de un conocido ex torero por la supuesta gestión de burdeles camuflados como hoteles en Cádiz y Málaga ha desatado una pintoresca polémica en los medios de comunicación. Tanto la justicia como la policía intervinieron basándose en testimonios de varias mujeres que denunciaron explotación sexual, aportando escabrosos detalles de la vida en los prostíbulos. Por el contrario, allegados a los imputados y trabajadores de los establecimientos han defendido la honorabilidad del matador, de su familia, y sus empleos, alabando las condiciones en las que se ejercía la prostitución: que si las mujeres lo hacían libremente, recibían un trato exquisito, comían de maravilla, disfrutaban de servicios de estética y ganaban más que el presidente del Gobierno, con bastantes menos quebraderos de cabeza. ¿Quién no querría para sus hijas el paraíso de los Galán?

Pues en España, casi nadie. En países donde la miseria carcome la vida, infinidad de familias están dispuestas a sacrificar a algunas de sus niñas y jóvenes para que los demás puedan salir adelante. Nuestros abuelos y abuelas conocen ese sufrimiento, aunque su recuerdo se nos ha perdido en el saco de la opulencia y del bienestar social.

Visto desde fuera, los parabienes y adhesiones puntillosamente recogidos por los medios de comunicación no han eliminado la aceitosa idea del uso real de las habitaciones del próspero negocio hotelero: sexo a cambio de dinero. Es una pena que, una vez más, nos quedemos en la superficie y la truculenta historia mediática no sea una buena percha para entrar en el fondo del asunto: el tráfico de seres humanos con fines de explotación sexual, el segundo negocio más lucrativo del mundo después del tráfico de armas y antes que el tráfico de drogas. Se ignora su magnitud pero se sabe que España es uno los países preferidos por las redes mafiosas y que la inmensa mayoría de las mujeres prostituidas son inmigrantes con graves problemas económicos, muchas vienen engañadas y otras saben a lo que vienen pero no se imaginan la profundidad de su infierno.

El Gobierno español puso en marcha en el 2009 un Plan Integral de Lucha contra la Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual, que persigue mejorar la protección de las víctimas, la coordinación policial y judicial para desarticular las redes y detener a traficantes y proxenetas, así como sensibilizar a la sociedad para promover una tolerancia cero.

El Parlamento español y otros organismos internacionales no distinguen entre prostitución libre o forzada: En todos los casos se produce una merma de la dignidad de la persona. El Convenio de Naciones Unidas para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena, de 1948, considera la existencia de explotación sexual aunque exista consentimiento de la víctima.

Según el Informe de la Ponencia sobre Prostitución, abordada en la sesión de 13 de marzo de 2007 en la Comisión Mixta de los Derechos de la Mujer y de la Igualdad de Oportunidades del Parlamento, el comercio sexual mueve en publicidad un total de cinco millones de euros mensuales en anuncios sólo en uno de los periódicos de mayor tirada en nuestro país. Se estima que cuatro millones de mujeres y niñas son compradas y vendidas cada año en el mundo para forzarlas a la prostitución, a la esclavitud o al matrimonio. Según cifras oficiales, las mafias ganan 7.000 millones de euros al año, mientras que en Europa, cada mujer prostituida deja un beneficio mínimo de 45.000 euros anuales a los proxenetas.

En España, se calcula que existen en torno a 400.000 prostitutas, lo que equivale a una para cada 38 hombres, si bien es cierto que estos datos no son del todo fiables en tanto que es imposible cuantificar de forma exacta cuántas mujeres ejercen esta actividad en pisos particulares. Estos datos indican que el 6% de la población española es consumidora de prostitución (el 99,9% de los demandantes son varones) y que hay un aumento de la demanda entre los jóvenes, en una sociedad donde se incrementa la percepción social del sexo como un producto más de consumo.

Esa compra-venta de servicios sexuales resulta especialmente atractiva en la televisión, donde proliferan los anuncios de servicios y contactos. El Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) abrió el año pasado once expedientes sancionadores por emisión de esta publicidad en horario infantil. Con la actual legislación, se permite su difusión abierto a partir de las diez de la noche, algo inaudito en el resto de Europa, incluso en los países que han regulado la prostitución. El CAA ha reclamado también al Parlamento nacional y andaluz la regulación de los telechats y de la publicidad de contactos personales y servicios sexuales, frecuente en los medios audiovisuales que obtienen beneficios económicos mediante el uso de teléfonos de tarificación adicional.

Los medios de comunicación y los periodistas deberíamos contribuir a luchar contra los demonios que aún existen y uno de ellos es -parafraseando al sueco Stieg Larsson- el de la violencia que se comete habitualmente contra las mujeres y que algunos -demasiados- hombres hacen posible.