Democracia exterior
Actualizado: GuardarEl enfrentamiento que ayer protagonizaron en el Senado el presidente Rodríguez Zapatero y el portavoz popular Pío García Escudero a cuenta de la política del Gobierno respecto a Cuba y Venezuela volvió a suscitar la discusión sobre qué actitud es la más coherente ante ese tipo de regímenes, si la paciente diplomacia o la exigente presión. El presidente quiso realzar la eficacia de su acción de gobierno respecto al régimen castrista haciendo mención a los presos de conciencia que ha logrado liberar. Pero esa no es la medida con la que debe evaluarse la política exterior, puesto que el compromiso de los países democráticos ha de orientarse a lograr que no haya presos de conciencia en Cuba, procurando que se acelere su tránsito hacia la democracia. Es en este punto donde resulta imprescindible que España establezca una política internamente compartida de reconocimiento hacia los sectores de la sociedad cubana que, desde diversas actitudes de disidencia, se oponen a la dictadura. La muerte de Orlando Zapata y su posterior justificación por La Habana fueron demasiado elocuentes como para que Zapatero y Moratinos persistan en su propósito de revisar la política de la UE respecto a Cuba.