PREMIO AL JARTIBLE
Actualizado: GuardarMírenlo ustedes, con la bufanda cruzada, el pantalón de pana, la chaqueta abierta, la camisa floreada debajo. Es él. El auténtico jartible, erudito y cargante, puntero de lo suyo. Falta media hora para que arranque la rueda en San Ginés, pero ya pulula el espécimen por el patio, a la caza de alguna víctima indefensa sobre la que volcar sus conocimientos enciclopédicos. No, no se acerquen, miren para otro lado, átense el cordón del zapato, sigan a esa pelusa viajera que cruza el aire, escóndanse en los servicios, lloren detrás de una maceta. «Como aquella noche, en el tabanco viejo, cuando Luis el Manco y Paco Pineda 'El chungo' la bordaron por...» Le gusta, lo vive, y eso no es delito. Pero luego viene la segunda parte, ésa en la que el jartible se da el lujo de imponer su criterio a los cantaores, divaga sobre la perdición del mestizaje y aliña sus argumentos con toda clase de anécdotas vacías: «Una tarde, en la plazuela, estaban Manolón de Santiago y Felipe el 'Alpuarra...» Etcétera, etcétera, etcétera. Y 50 etcéteras más.