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Fernando Romero (el soldado) y Manuel Marín (el diablo), ayer en la bodega de San Ginés. :: ESTEBAN
LA PREVIA

Fernando Romero se atreve con la 'Historia de un soldado' de Stravinsky

El bailaor y coreógrafo sevillano estrena la adaptación al flamenco de la obra del compositor ruso

DANIEL PÉREZ dperez@lavozdigital.es
JEREZ.Actualizado:

Toda una incógnita, a resolver sobre las tablas del Villamarta. Fernando Romero, que a estas alturas atesora un merecido prestigio como figura en alza del llamado flamenco teatral, se atreve con la 'Historia de un soldado', de Igor Stranvinsky. Palabras mayores. No sólo por los riesgos intrínsecos que supone 'adaptar' o 'versionar' cualquier clásico, sino por los peligros asociados al cambio de registro escénico y musical.

Romero estrenará esta noche, en el Teatro Villamarta, un espectáculo en el que recoge su particular visión del cuento sacado de la antología de Afanásiev. Pero el reto es difícil: A Stravinsky se le ocurrió montar un teatrillo para hacer una gira de representaciones con la idea del militar que regresa de permiso a casa y cambia a Lucifer su violín por un libro en el que puede ver su futuro. Como el compositor no podía contratar una orquesta, tuvo que conformarse con un pequeño conjunto: clarinete y fagot; corneta de pistón y trombón; violín y contrabajo, y percusión ejecutada por un solo intérprete. Además se las ingenió para situar a un lado a los músicos, al otro al lector del texto y a los actores en el centro, todos ellos pasándose alternativamente la palabra. La gran pregunta es: ¿Cómo se llevan estas ideas al flamenco y la danza?

Más baile que teatro

Fernando Romero explica que partió de un principio irrenunciable: «Prima lo bailado sobre lo dramatizado». A partir de ahí, hubo que adaptar parte del texto al cante, y prescindir de lo demás. Los huecos se ilustraron con melodías incidentales, «un ambiente sonoro de corte eléctrico» que ha compuesto el propio bailaor. En el papel de Diablo, cuenta con un apoyo de excepción: el veterano bailaor y coreógrafo Manuel Marín, referente de los valores más clásicos del género. «De esa mezcla de conceptos, de la inquietud de Fernando y mi apego a las formas antiguas, ha salido algo muy equilibrado que el público agradecerá», explicó Marín. Romero apunta que no hay un guión definido, ni una dramaturgia exhaustiva, aunque puede rastrearse el hilo del cuento original.

En 'La Historia del Soldado' de Stravinsky hay polifonías, polimetrías y los cortos intervalos de la música rusa, además de formas tradicionalmente establecidas como la fanfarria o la marcha, pero también estilizaciones de ritmos como el vals, el ragtime, el tango o el pasodoble. Romero no las ha recuperado todas, pero advierte que «las referencias son constantes, y no las hemos ocultado». Y sentencia: «Hay que acostumbrarse a ver el flamenco como una música viva, en constante evolución, que bebe de muchas fuentes y que, hoy por hoy, se hace por artistas que se han educado en las más diversas escuelas».

La elaborada música de Stravinsky supuso una auténtica revolución por su sonido amargo y estilizado, por su sonoridad cáustica y difícil y su ausencia de emoción romántica, lo que proporciona aún mayor sensación de realismo. Queda por ver qué se conserva y qué hay de nuevo de esa pieza magistral.