De Oscar
Actualizado:Si la película vivida el domingo en Carranza la hubieran visto en Hollywood, seguro que arrasa en los Oscar, porque tuvo todos los ingredientes de un superventa. Y eso que el guión empezó como siempre empieza, con un gol que parece que va a dar una tranquilidad que nunca llega. Todo dentro de una monotonía que desesperaba a una afición que iba a ver una final. Supongo yo que eso pensaron los futbolistas y saltaron al campo después del descanso, con 'La caraja perfecta', consiguiendo que el Albacete nos metiera tres casi sin querer, y haciendo que el público gritara lo que llevaba meses callando por prudencia. Y cuando ya la directiva preparaba su discurso para explicar lo inexplicable, acordándose claro está de Baldasano, apareció Tarantino. Si el cineasta es capaz de hacer finales locos, inesperados, su tocayo el futbolista no quiso ser menos y con su expulsión hizo que la película tuviera un final de esos que hay que verlos para creerlos. Remontada en quince minutos, locura colectiva, aunque no hubo reconciliación total entre equipo y afición, que los despidió con un grito unánime. «Para ganar, hay que echar cojones». De nada sirvieron las lágrimas de algún jugador para calmar los ánimos, pues más se ha llorado en esas gradas. Un alivio, un respiro, una victoria que gusta por la forma conseguida, pero que dice muy poco de dos equipos que se meten tres goles cada uno en cuarenta y cinco minutos. Y de una reacción que muchos se preguntan si no se debe más a la bronca de la grada que a todo lo demás. Ojalá este partido marque un antes y un después pues nos queda como mínimo nueve finales, nueve partidos que hay que ganar, y la forma es jugándolos como se jugó el último cuarto de hora. Si fuera necesario que cuenten con la bronca de la grada, aunque sería penoso. Total, una semana de tranquilidad, una semana sin rajar de nadie, y a esperar a ver qué papel hacemos en Cartagena, y si escuchamos lo de 'the winner is.... el Cádiz'.