Un empleado vigila las cajas que guardan los votos en un centro de recuento de Bagdad, que el domingo vivió su última jornada electoral con las tropas estaodunidenses. :: AP
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El éxito electoral avala la retirada de EE UU

Washington cree que las fuerzas iraquíes están preparadas para tomar el control del país

BAGDAD. Actualizado: Guardar
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Irak cuenta sus votos mientras el mundo aplaude la celebración de unos comicios que mantienen al país en estado de máxima alerta durante los últimos cinco días. La Comisión Electoral Independiente informó ayer de que la participación alcanzó el 62% (11,7 millones de votantes), muy por debajo del 79% de 2005. A la espera del escrutinio final, los medios locales elaboran sondeos que dibujan un mapa político con una lucha muy reñida entre el Estado de Derecho de Nuri al-Maliki, que como en las provinciales de 2009 estaría en cabeza, y la Alianza Nacional Iraquí (ANI), la gran coalición de las fuerzas chiíes. La lista laica de Iyad Allawi quedaría en tercer lugar en las provincias de mayoría chií, pero se habría hecho fuerte en los núcleos de población suní, que ven en el ex primer ministro la capacidad de evitar el dominio absoluto de una sola secta.

Tras los mensajes de felicitación de la Unión Europea y la Casa Blanca, ayer fue el turno del general Ray Odierno, jefe de las fuerzas americanas en Irak, que en una entrevista concedida al programa de televisión 'Good morning America' calificó el trabajo de las fuerzas de seguridad locales de «excelente» y rechazó la opción de retrasar los plazos de la retirada porque, en su opinión, los iraquíes «están en la vía de asumir cada vez más el control». La fecha marcada en el calendario para la salida definitiva es diciembre del próximo año y, salvo «algo catastrófico», según Odierno, se mantendrá.

Irak recupera la normalidad después de cinco días festivos y muchas horas bajo toque de queda. Los colegios y los ministerios reanudaron ayer la actividad, pero los ciudadanos estarán con un ojo puesto en los medios para conocer la evolución del escrutinio. Mientras los funcionarios de limpieza empiezan a retirar los miles de carteles que decoraban las calles, los partidos se autoproclaman ganadores y los que lo ven complicado empiezan a hablar de fraude. Alí al-Dabbagh, portavoz del Gobierno y candidato por el Estado de Derecho de Al-Maliki, declaró a los medios que su lista «va en cabeza en Bagdad y en otras provincias del sur».

Negociaciones

En la capital los ataques de la insurgencia en las primeras horas del domingo, que acabaron con la vida de 38 personas, lograron su objetivo y la participación se quedó en un 53%. En el resto del país apenas se produjeron incidentes. La Comisión Electoral informó también de que 270.000 iraquíes ejercieron su derecho al voto en el extranjero.

Pero el resultado final sólo será el comienzo de la negociación entre fuerzas, porque ninguna parece en disposición de alcanzar la mayoría absoluta. Esto lo saben muy bien los partidos kurdos, que avisan del precio que tendrá su apoyo, que puede resultar clave si repiten los 57 escaños logrados en 2005. «Este Gobierno no ha respetado las expectativas y el problema kurdo sigue sin resolverse, especialmente el caso de Kirkuk. Es hora de cumplir el artículo 140 de la Constitución», advierte Mohamed Amin al-Dalawi, líder de la coalición kurda en Bagdad. La participación en la provincia de Dohuken, dentro de la región autónoma del Kurdistán, llegó al 80% .

En una de las sedes centrales de los partidos los teléfonos echan humo. Los partidarios de Ibrahim al-Yafary, ex primer ministro, esperan vencer finalmente a Al-Maliki para tener una posición de fuerza en una futura negociación. «Parece que está muy disputado, pero la fuerza la Alianza Nacional Iraquí (ANI) terminará por imponerse en los núcleos urbanos del sur», opina Hasan al-Khafaji, presidente del Sindicato de Estudiantes vinculado al partido de la Reforma Nacional que lidera Yafary y que forma parte de la ANI.