«Agradecemos que echaran a Sadam, pero nunca debieron quedarse»
BAGDAD.Actualizado:«Los americanos echaron a Sadam y se lo agradecemos, pero nunca debieron quedarse en el país», sostiene Hakim al-Zamili, que disfruta de su nueva vida como candidato. Desde 2003 ha sido una de las piezas clave del clérigo chií Moqtada al-Sadr, que le dio poder al frente de su milicia, el Ejército del Mahdi, y posteriormente le nombró viceministro de Sanidad. Cuando ocupaba este cargo fue encarcelado acusado de asesinato, corrupción y secuestros cometidos durante la guerra entre sectas, pero tras dos días de juicio fue absuelto. Después de permanecer más de un año en un centro de detención de las tropas estadounidenses fue puesto en libertad y ahora podría ocupar un asiento en el futuro Parlamento, ya que es el número quince de la lista de la Alianza Nacional Iraquí, una de las favoritas a ganar los comicios.
Su casa en el distrito 79 de Ciudad Sadr es un lugar modesto en el que los antiguos milicianos se han quitado las camisas negras y visten ahora de traje. Fotos de Al Sadr -al que asegura no haber visto desde el Ramadán- en las paredes y propaganda electoral de la Corriente Sadrista decoran la estancia desde la que Al-Zamili controla los hilos políticos de este movimiento que mantiene a su milicia 'congelada' hasta nueva orden.
«Me aplicaron la ley antiterrorista como si fuera un miembro de Al-Qaida. Nosotros somos la resistencia y estamos en nuestro derecho de resistir», insiste ante una audiencia que asiente cada una de sus palabras.
Los sadristas obtuvieron veintiocho diputados en las elecciones de 2005 y tras las celebradas el domingo está también claro que su voto dentro de la Alianza Nacional Iraquí resultará clave para la elección del futuro primer ministro. En unas declaraciones realizadas al canal satélite iraní en lengua árabe Al-Alam, Moqtada al-Sadr avanzó que sólo apoyaría a un candidato dispuesto a acelerar la salida americana del país.