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LA ESPERANZA COLECTIVA 20 2

Somos capaces de inventar nuestro futuro

FERNANDO LÓPEZ GIL
PORTAVOZ DEL PSOE EN EL AYUNTAMIENTO DE SAN FERNANDOActualizado:

En San Fernando hemos comenzado a celebrar el bicentenario del hecho histórico más importante que haya transcurrido en nuestra ciudad, las Cortes Constituyentes de 1810. Esta ocasión debería servir para impulsar la modernización y el cambio que La Isla necesita, llevándonos a una nueva etapa de expansión y crecimiento. Para ello contamos con nuestra historia, cuya correcta utilización la convierte en la mejor aliada del progreso, sirviendo a la ciudadanía en la gestión de su presente y su futuro.

Tenemos afortunadamente muchos ejemplos en los que mirarnos, de cómo toda una sociedad se ha valido de un acontecimiento singular. Barcelona, coincidiendo inteligentemente con la gran transformación Olímpica, inició un Plan Estratégico de Ciudad en el año 1990 que todavía hoy guía los desarrollos de la ciudad. Zaragoza, en 2006, también coincidiendo con la preparación de los cambios producidos por la Exposición Universal, ha dado un nuevo impulso a un Plan Local que desde 1994 sirve de modelo de crecimiento a ese municipio.

Con ello quiero referir que la conmemoración de un hecho histórico no puede quedar relegada a la exposición de un pasado glorioso que espera tratos de favor, como si fuésemos antiguos hidalgos cuyos únicos méritos residen en postular su origen y no aprovechar la oportunidad de progreso que ello representa.

Precisamente, cuando ese progreso hubo de ser uno de los principales motivadores de los sucesos que acontecieron en mi ciudad, San Fernando, hace ya doscientos años. Quienes buscaron refugio en aquella Isla de León lo hicieron no sólo por la presión que ejercía el hasta entonces mejor ejército del mundo, el francés de Napoleón Bonaparte. Estoy convencido de que aquellos españoles encerrados en esta isla comenzaban a ser conscientes de que disponían ante sí de la ocasión histórica de librar a todo un país, colonias incluidas, de los vicios y defectos de un régimen absolutista. Buscaban el progreso común a través del cambio.

El progreso ligado íntimamente a la idea de cambio es otra de esas herencias de la historia que ha pervivido casi indemne desde entonces. La Isla se convirtió en un hervidero de pensamientos y tendencias políticas que ya calaban entre una población a punto de ser ascendida a la categoría de ciudadanía. Amparados bajo una misma idea, aunque divididos por distintos ideales las calles de La Isla, vivieron la presencia de absolutistas, jovellanistas y liberales. El cambio era previsible, algo ya inevitable ante una situación difícilmente sostenible y que la Guerra de la Independencia sólo se encargó de acelerar.

Hoy, al cumplirse dos siglos de aquellos hechos que marcaron nuestra historia, es el momento de que todos salgamos al encuentro de nuestro futuro, aprovechar ese pasado para sellar el futuro. Ese futuro sin distancias y que sólo reclama la capacidad humana para imaginarlo, como lo entendieron los protagonistas de aquel 1810. No podemos permitir que el Bicentenario quede relegado a meras inauguraciones de espacios celebrativos o al aplauso agradecido por unas necesarias rehabilitaciones monumentales.

Como sucedió en Barcelona o Zaragoza, tenemos que utilizar un hecho trascendente para marcar el futuro de nuestra ciudad. Para ello San Fernando necesita contar con un modelo de ciudad y conocer las vías por las que hacerlo realidad. Y necesita hacerlo desde el liderazgo social, aglutinando las necesidades y aspiraciones de la ciudadanía. Este diseño del modelo debiera ser lo más amplio y representativo posible para conseguir ciudadanos y ciudadanas con ilusión, apasionados, con iniciativa, capaces de hacer cosas nuevas y no simplemente de repetir lo hecho por otras generaciones. Una ciudadanía con ganas de cumplir su proyecto de vida en su propio territorio, auténticos protagonistas de un nuevo impulso social como el que supuso 1810.

Si fuimos capaces de entregar la soberanía al pueblo, promulgar la libertad de prensa y expresión, legislar para que a nadie se le pudiese privar de su libertad, otorgar el derecho de integridad física, de inviolabilidad del domicilio y de dar garantías procesales y penales, si hemos sido capaces de todo eso ¿cómo no vamos a ser capaces de inventarnos ahora nuestro futuro?