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Una refugiada iraquí con un bebé en brazos examina el censo electoral en Amán. :: REUTERS
MUNDO

Los clérigos iraquíes se unen para pedir una afluencia masiva a las urnas

La injerencia internacional centra el debate en el cierre de campaña y eclipsa la retirada de los norteamericanos

MIKEL AYESTARAN ENVIADO ESPECIAL
BAGDAD.Actualizado:

Irak cerró la campaña electoral con un viernes de oración en el que cada templo acogió un mitin político. Los líderes religiosos volvieron a pedir la afluencia masiva de los ciudadanos en la cita con las urnas de mañana, una petición que en este país se convierte en obligación. «No hay excusa que valga. Los desafíos de la nación son tan importantes que todos tenéis que votar», ordenó el clérigo Mohamed al-Jaidari, candidato de la Alianza Nacional Iraquí y encargado de dirigir la oración en la mezquita de Jolani. El santuario del centro de Bagdad está forrado de cemento y protegido por varios cordones de seguridad debido a la situación de alerta ante el riesgo de atentados como los que el jueves costaron la vida a catorce personas.

La Alianza Nacional Iraquí, liderada por los grandes partidos religiosos chiís -el Consejo Islámico y el Partido Sadrista- cerró la campaña con un gran acto en el estadio de la capital, en el que Amar al-Hakim y los suyos alertaron sobre el «grave riesgo de fraude» y criticaron «el acercamiento de algunos políticos a países vecinos para obtener dinero y así poder comprar votos». Un ataque directo al ex primer ministro Iyad Allawi (chií moderado) -uno de los favoritos según las encuestas, que lidera la única alianza laica y transversal en la que se incluyen las más importantes fuerzas suníes-, que en los últimos días viajó a Turquía, Arabia Saudí y Siria.

«Los grandes partidos están vinculados a fuerzas extranjeras, pero las elecciones demostrarán que los iraquíes no quieren una república islámica a lo iraní, ni un país integrista suní», opina el analista político Husein al-Adili. Aunque las milicias han desaparecido de las calles y la guerra civil parece historia, «la pertenencia a una secta marcará de nuevo el resultado final», asegura un diplomático europeo.

La clave está en los kurdos

No hay más que salir de Bagdad hacia el sur para darse cuenta de que no hay un solo cartel de fuerzas suníes. Justo lo contrario ocurre en las provincias de mayoría suní. Las tres del Kurdistán, por su parte, son terreno exclusivo de las fuerzas nacionalistas kurdas, que, como hace cuatro años, serán la clave para la elección del futuro primer ministro, ya que no es previsible que ninguna alianza obtenga los votos para gobernar en solitario. «El actual Irak no es más que una marioneta de Teherán. Fueron nuestros enemigos durante diez años y ahora se vengan al colocar en puestos de poder a políticos que estuvieron exiliados allí durante la contienda», lamenta Jamal Mohamed, teniente jubilado del Ejército que ha rezado «por un país libre». El debate sobre la injerencia extranjera en la vida política ha pasado al primer plano y eclipsa por completo una retirada norteamericana en la que todos están de acuerdo y que ya es un tema cerrado.

«No tenemos miedo a los atentados, iremos a votar», repiten los jóvenes, que, aprovechando el día festivo, se acercaron a la orilla del río Tigris para pasar la tarde en los jardines de Abú Nuas. Las encuestas sobre intención de voto hablan de un descenso respecto al 80% alcanzado en 2005, pero la percepción en la calle es que Irak tiene hambre de elecciones. Familias enteras disfrutan de un día de picnic y sentados sobre un mantel padres e hijos discuten sobre el candidato más apropiado para guiar al país.

«Después de tres décadas de dictadura respiramos y tenemos el destino en nuestras manos, ¿cómo no vamos a votar?», se pregunta Alí, que colabora en la campaña de Estado de Derecho, la alianza del primer ministro, Nuri al-Maliki, (chií), uno de los nombres qué más repiten los bagdadíes cuando se les pregunta sobre su intención de voto.