Brown dice que invadir Irak fue «correcto»
El primer ministro británico lamenta la muerte de soldados y civiles, pero afirma que fue «imposible persuadir a Sadam»
LONDRES.Actualizado:Gordon Brown quiso dejar claro ayer ante la comisión pública que investiga la invasión de Irak en 2003 que no era su guerra, pero que la apoyó: «Fue lo correcto y se hizo por las razones correctas» porque a pesar de las distintas resoluciones de la ONU era «imposible persuadir» a Sadam Hussein. El primer ministro británico dijo que ahora piensa, como lo hacía entonces, que «no podemos tener una comunidad internacional que funcione si hay terroristas que infringen estas normas o, como en este caso, un Estado agresor que se niega a obedecer la ley de la comunidad internacional».
Durante las cuatro horas que duró su comparecencia se mostró mucho más cercano que su antecesor. Cuando Toni Blair fue preguntado al final de su intervención el pasado enero si se arrepentía de algo se limitó decir: «Siento responsabilidad, pero no me arrepiento de haber sacado a Sadam Hussein», una respuesta que se vio contestada por dos miembros del público que le llamaron «mentiroso» y «asesino», respectivamente. Brown, que se libró ayer de ese mal trago, no se mostró ni orgulloso, ni a la defensiva como Blair, y en seguida que pudo intercaló en su discurso un tributo a los 179 soldados y a los civiles, británicos e iraquíes, que han muerto. Además, reconoció que no se hicieron las cosas bien tras la invasión: «Uno de mis remordimientos es que no conseguí presionar más a los norteamericanos sobre la reconstrucción».
Fuera del edificio donde se celebra la conocida como Chilcot inquiry había manifestantes, pero menos que el día en que compareció el ex primer ministro. Y mientras éste llegó cuando aún no había amanecido para evitar los abucheos y entró por la puerta de atrás, el actual líder del Gobierno de Londres entró por la puerta principal. Tampoco le temblaban las manos como le ocurrió a Blair que, aunque conocido por su arte de hablar en público, no pudo evitar que algunos observasen ese detalle cuando se servía un vaso de agua antes de comenzar su interrogatorio.
Siempre informado
Brown dijo ayer que Blair -su rival hasta que le cedió las riendas del poder en junio de 2007- le mantenía informado permanentemente, pero si eso fuese verdad a los analistas no les cuadraba ayer que no supiese de las polémicas cartas en las que el entonces premier prometió a Bush su apoyo incondicional; que tampoco hubiese visto los documentos del gabinete de gobierno en los que se explicaban las alternativas a la invasión o que el Fiscal General de Estado, Lord Goldsmith, hubiese cambiado de opinión en el último momento acerca de la legalidad de la guerra.
El actual líder laborista no tenía por qué haber comparecido ante la comisión antes de las elecciones previstas en mayo. Se le dio la oportunidad de hacerlo después, pero optó por intervenir, según los analistas, para poder explicarse ante la polémica que le ha salpicado desde el pasado verano sobre la falta de equipamiento de las tropas británicas sobre el terreno. Se le ha acusado de ser el responsable de la muerte de militares porque cuando invadieron Irak no tenían, por ejemplo, las botas adecuadas, o de la falta de helicópteros, entre otros.
Brown, que cuando empezó la guerra era responsable de la cartera de Economía y, por tanto, de financiar a las Fuerzas Armadas, aseguró que no redujo el presupuesto del Ministerio de Defensa y ofreció cifras para defender que en realidad éste había aumentado durante los últimos años. Ahora está por ver si su comparecencia le ha servido para arañar alguna décima al Partido Conservador, cuyo líder, David Cameron, mantiene el liderato en las encuestas aunque con menos ventaja que cuando acabó el año.