Cádiz, ciudad sostenible
PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE CÁDIZActualizado:En estos días, el parlamento de España discute la propuesta de Ley Sostenible, cuyo articulado no recoge, por ahora, ninguna referencia sobre el papel que desempeñara en este nuevo modelo las corporaciones locales. A pesar de ello, sería conveniente que los ayuntamientos se hicieran esta pregunta: ¿Cómo ser un municipio sostenible dentro del nuevo marco legislativo? De esta cuestión de interés público, la ciudad de Cádiz no debe estar exenta porque puede constituir, entre otras cosas, una gran oportunidad para todos los dirigentes locales, si deciden, sin titubeos, trasladar esta consulta a la esfera de la sociedad cívica gaditana para escuchar su voz y buscar de esta manera su participación directa.
De esta forma, los gaditanos tendrán la posibilidad de argumentar libremente qué tipo de territorio quieren: industrial, turístico, cultural, innovador... bajo las siguientes premisas:
-Fomentar una cultura metropolitana a nivel ciudadano, que sirva de auténtica plataforma para el impulso de su tejido productivo.
-Desarrollar una política participativa e igualitaria en el ámbito de su actividad económica con la idea de lograr una mayor coordinación e implicación del sector público y privado. Ya que la gestión privada no puede avanzar, especialmente las pequeñas y medianas empresas de capital gaditano, sin ayuda por parte de todas las instituciones públicas, sobre todo, de infraestructuras.
-Constituir una mesa de diálogo relativa a la investigación e innovación, participada además de políticos locales por personas cualificadas y creativas, es decir, con gente conectada en definitiva a este mundo. Porque su inclusión conllevará no sólo su palabra sino además su implicación directa, convergencia que proporcionará grandes sinergias a favor de las empresas gaditanas.
-Diversificar su tejido industrial, cuyo avance no ha permitido, hasta ahora, absorber la mano de obra generada y de eliminar su elevada tasa de desempleo. Desde este análisis, se hace necesario reorientar nuestra actividad hacia otros sectores como el turismo cultural, que permita aprovechar su espléndido patrimonio histórico, sobre todo en estos momentos próximos a la conmemoración del próximo bicentenario de la Constitución de 1812. Esta propuesta también requiere del apoyo de la estructura económica, de ahí, la conveniencia de mejorar la planificación entre las inversiones públicas y privadas, que permitan alcanzar una mayor eficacia positiva del gasto público.
-Impulsar la cultura emprendedora mediante una mayor adecuación entre las necesidades de las empresas y las titulaciones de enseñanza superior ofrecida, y de esta forma cubrir ese vacío existente, no teniendo por tanto la juventud que marchar, de forma obligada, fuera de sus domicilios familiares.
-Proyectar un programa de congresos y eventos como una plataforma de interlocución del mundo empresarial, que sirva para promover contactos y trabajos transversales. Ante la imposibilidad de las nuevas tecnologías de establecer relaciones directas entre las personas, imprescindibles para la puesta en común de ideas y planes de negocio.
-Crear su propio sello o identidad en base a su historia, su clima, sus playas, sus recursos naturales y su gente, cuyo uso permitirá poner en alza los valores diferenciales de sus empresas, sus productos y servicios a través de la comercialización de la marca Cádiz. Permitiendo así reforzar su imagen en el exterior como una ciudad moderna y cultural, donde tienen cabida todas los pensamientos y los proyectos que se hace desde ella y viceversa.
-La búsqueda de inversión ajena mediante la institución de un potente agente de intermediación local, cuya función será unir la esfera de la creatividad o el conocimiento con el tejido productivo, además de evaluar la viabilidad de un plan empresarial para su posterior financiación, basado en el carácter innovador y no en el crediticio.
-Cambiar la mentalidad de la sociedad sobre el concepto de subvención porque no se trata de una simple ayuda de dinero a interés cero por parte de las diferentes administraciones públicas. Por este motivo el poder político debería cambiar esta nomenclatura, bastante viciada, por el término de reembolso. De esta forma, el futuro beneficiario de cualquier incentivo tendrá derecho a un crédito con la contrapartida de ser evaluado anualmente. Porque el emprendedor no quiere sólo dinero sino oportunidades, que contribuyan al crecimiento de su negocio y por extensión a su territorio de actuación. Mediante esta nueva concepción se lograría acabar con ciertas perversiones de la subvención que fomenta la tolerancia al fracaso, además de liberar dinero público hacia otros instrumentos relacionados con las políticas activas de empleo.
Estoy convencido que toda estas propuestas constituyen un elemento muy relevante para salir de la recesión y mejorar la eficiencia y productividad de Cádiz, además de ser un requisito muy válido para impulsar la sostenibilidad dentro del ámbito de la ciudad, siempre que se cuente con la participación directa de la ciudadanía. De ahí que no debamos perder esta oportunidad para seguir siendo competitivos porque los demás municipios no están con los brazos cruzados... ¿Vamos?