Un 'miniterremoto' muy madrugador
El maremoto apenas se dejó notar en la capital gaditana, la ciudad más cercana del epicentro El Golfo de Cádiz registró ayer un seísmo de pequeña magnitud a primera hora de la mañana
CÁDIZ. Actualizado: GuardarA las ocho menos cuarto de la mañana, muchos objetos pueden hacer vibrar el suelo y las ventanas de una ciudad, despertando a sus vecinos. Puede ser el ruido de un camión de gran tonelaje, el rugido de las bocinas en un atasco o el traqueteo de un tren soterrado bajo el asfalto. Quizá sea ese maldito martillo hidráulico de la obra de abajo, que no tiene mejor momento para ponerse a funcionar.
Sin embargo, ayer, a esa hora de la mañana el suelo vibró en mitad del mar en el Golfo de Cádiz, por un motivo mucho más natural: la Tierra se desperezó de nuevo en forma de terremoto. Lo hace a menudo en esta zona del mundo, pues El Estrecho, aunque separa dos continentes a la vista; los une en realidad bajo sus aguas, sirviendo de punto de fricción de las placas tectónicas de Europa y Asia, que cada cierto tiempo se chocan o se separan, haciendo temblar todo a su alrededor. A veces lo hacen con más fuerza, otras con menos.
Ayer, el vibrante madrugar del planeta fue de los medianos, y apenas dejó huella en esta latitud desarrollada del mundo. Por no hacer, ni siquiera despertó a los vecinos de Cádiz capital que aún dormían a esa hora, a 60 kilómetros de distancia del epicentro. Quizá la vibración se confundió con el camión, el tren o el maldito martillo hidráulico.
Lo cierto es que el 'miniterremoto' ni siquiera se dejó notar entre los que ya se habían despertado, ya que tembló con una magnitud de apenas 3,1 grados en la famosa escala que Charles Francis Richter creó allá por 1935. Y es que si no supera el 3,5, no suele percibirse.
«Tenemos una web interactiva, en la cual la gente puede rellenar un cuestionario si siente un terremoto y así medimos con qué intensidad ha llegado la onda hasta al continente, pero esta mañana (por ayer) no se ha recibido ninguna visita y ninguna llamada al teléfono 112», explicaba ayer Mercedes Ferichis, del Instituto de Geofísica de la Universidad de Granada, una de las estaciones sismológicas donde se registran, miden y catalogan los seísmos de toda Andalucía.
Zonas habituales
Granada es, de hecho, una zona habituada a los terremotos, como una de las regiones donde más temblores se producen al año en España, pero Cádiz no le va a la zaga. Todo el sur de Andalucía es «de elevada peligrosidad», según explica Mercedes Ferichis, que calcula que en el Golfo de Cádiz pueden repetirse al año unos 10 terremotos similares al que ocurrió en la mañana de ayer, además de un sinfín de temblores de menor entidad (de en torno a 1 y 2 grados de magnitud).
Entre una provincia y otra, en Andalucía, hay no obstante distintos grados de peligro sísmico. Para ser más gráficos: en una escala de colores entre el amarillo y el rojo, donde el primero es poco riesgo y el segundo el más elevado, la provincia de Cádiz recibiría apenas un naranja pálido, según los demarca en sus informes el Instituto Geográfico Nacional, la más alta institución en la materia. La provincia de Granada, en cambio, tendría una tonalidad roja intensa, de un peligro alto de seísmos, mientras Huelva y Málaga aparecería en esa escala con un naranja más oscuro. En la frontera entre la provincia malagueña y la gaditana, en Jimena de la Frontera, tuvo su epicentro uno de los últimos miniterremotos que se dieron en Cádiz, algo inferior en su magnitud al ocurrido ayer (con 2,2 grados en la escala Ritcher). Ocurrió el pasado 27 de febrero, mientras a cientos de kilómetros de allí, en el cabo de San Vicente, otro seísmo de 3,2 grados daba una muestra de lo que ocurrió ayer.
La Sierra de Cádiz también se alteró, hace poco más de un mes, por la sacudida de las montañas. Así, el domingo 20 de enero, se sucedieron tres terremotos distintos en apenas una hora en la cercana serranía de Ronda.
Aunque la fuerza con la que vibró la tierra entonces no superó los 2,8 grados, entonces sí se percibieron algunos municipios gaditanos. Meses antes, el 29 de septiembre, un temblor algo más intenso tuvo su epicentro en Ubrique, dejándose notar hasta Villaluenga, donde, esa vez sí, algún dormilón se despertó movido por los caprichosos temblores de la Tierra.