Un estudio sobre una hormona abre nuevas vías para tratar la obesidad
Localizan una nueva acción de la FGF21 sobre el tejido adiposo marrón, que es el responsable del gasto energético y de la generación de calor del organismo
MADRID Actualizado: GuardarUn equipo de investigadores de la Universitat de Barcelona (UB) ha abierto una nuevo camino en la lucha contra la obesidad al descubrir que la hormona hepática que reduce los niveles de glucosa en el cuerpo, la FGF21, también funciona como activador del tejido adiposo marrón. La investigación, publicada en portada por la revista Cell Metabolism, la de mayor impacto científico en metabolismo, podría crear "nuevas dianas terapéuticas" contra la plaga en la que se está convirtiendo la obesidad en el mundo desarrollado, según ha informado, en un comunicado, la UB.
Dirigida por el profesor Francesc Villarroya del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la UB, el estudio describe, por primera vez, una nueva acción de la hormona FGF21 sobre el tejido adiposo marrón, que es el responsable del gasto energético y de la generación de calor del organismo. Villarroya ha explicado que su trabajo "revela, por primera vez, que el factor de crecimiento FGF21 provoca termogénesis en el tejido adiposo marrón", lo que significa que se produce una pérdida de calorías por liberación de calor.
El profesor Francesc Villarroya subraya que este proceso actúa como "un gran disipador de energía", por lo que "todo agente que promueve y activa el metabolismo del tejido adiposo marrón es, por definición, un agente antiobesidad".
Nuevos mecanismos de control
Los nuevos estudios, realizados "in vitro", apuntan a que la diana del FGF21, que hasta ahora se pensaba que era el cerebro, es en realidad el tejido adiposo marrón, lo que abre nuevas vías para explorar mecanismos de control de la grasa corporal. El trabajo ha estudiado la actividad biológica de esta hormona con animales neonatos, lo que Villarroya considera también clave, ya que las alteraciones metabólicas en la etapa fetal y neonatal tienen un impacto importante en el metabolismo del adulto.
En el caso de los ratones, éstos se alimentan de glucosa durante la etapa fetal vía la placenta y se nutren de la leche materna, muy rica en grasas, al nacer, momento en que deben empezar a metabolizarlos. Es por esta razón por la que se considera que el modelo animal es muy apropiado para estudiar las pautas de adaptación a nuevas exigencias metabólicas.
Los expertos de la UB trabajan ahora en nuevos protocolos experimentales para profundizar en la relación entre la FGF21 y el metabolismo y el posible uso de estrategias farmacológicas o nutricionales para el control del sobrepeso. En esta línea, Villarroya ha dicho: "Sabemos que el hígado produce este factor en respuesta a los ácidos grados de la dieta. Pero no todos los ácidos grasos producen la misma respuesta (...) y la respuesta del hígado varía".
Poder modular esta respuesta y diseñar estrategias dietéticas es uno de los retos que se plantean ahora, según los expertos, que apuntan también la necesidad de realizar estudios con humanos para estudiar cómo funciona el sistema en pacientes obesos o diabéticos. Francesc Villarroya dirige en la UB el grupo de investigación de Genética y biología molecular de proteínas mitocondriales, además de ser miembro del Centro de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn), creado en 2006.