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Actualizado:Sólo lo arreglamos entre todos'. Es el lema de una campaña publicitaria que ha irrumpido en los medios de comunicación y en las marquesinas de autobús estos días. Se publicita el optimismo, la botella medio llena, un canto a la esperanza y al hombro arrimado. Antes de cualquier comentario, me apunto a cualquier iniciativa que promueva la unión de las personas en busca de un bien común.
En principio, y hasta que no sepamos quien está detrás de esta nueva 'religión peatonal', la propuesta parece que nace de unos ciudadanos críticos con la eterna crítica y, si no me equivoco, se intuye cierto aire catalán. Sí, la cosa huele más a sardana que a chotis. Desfilan por el spot Buenafuente, Gasol, el 'follonero', Adrià, entre otros rostros populares, y muchas personas anónimas de ésas que podríamos meter en ese saco de 'gente normal y corriente'.
Independientemente del origen ideológico del mensaje -últimamente los catalanes están tirando de todos los carros y carretas- creo que es toda una lección de sentido común para nuestros políticos. Mientras éstos se dedican a pasarse la patata caliente de mano en mano -de zarpa en zarpa-, surge el clamor popular y nos llama a las barricadas del buen rollo. Si yo fuera gobernante sentiría, por lo menos, rubor al comprobar que la ciudadanía se ha organizado por su cuenta para sacar el país adelante. También puede ser que algunos pájaros se estén frotando las manos al ver que la vida puede ser maravillosa a pesar de sus desatinos.
Sea como fuere, me uno a este golpe de estado, dispararé mi sonrisa a todo aquel que se ponga por delante. Eso sí, el día que cambie el eslogan y sea 'Esto lo pagamos entre todos', igual me lo pienso. De momento, no cuesta nada pensar en positivo. Porque claro, ¿no será el anuncio de un nuevo partido político, o de una cadena de tiendas de gafas? Por favor, Buenafuente, no me falles, que sea verdad todo esto. Pasen buen día.