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La Policía Nacional y la Guardia Civil utilizan las redes sociales como una herramienta más de investigación. :: EFE
Sociedad

Cuando tu imagen cae en la red

Las fotos privadas en sitios como Facebook o Tuenti pueden traer problemas al que las sube y al que las baja

ESTER REQUENA
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María está enamorada. Es su primer flechazo y no para de proclamarlo. Su cara se ilumina mientras relee en su pantalla el último comentario de Víctor, uno de sus 500 amigos con los que no pierde el contacto. A la vez está subiendo las fotos que se ha hecho esta misma mañana en el recreo con sus compañeras. Ya son 2.774 las instantáneas que hay de ella en Tuenti. María es una chica anónima de 16 años, pero mañana podría saltar a la fama por ser portada de cualquier revista y llenar miles de páginas de internet... y sin que ella ni sus padres lo sepan hasta que vean su imagen, morena y delgada, difundida en algún medio. Y sin pixelar. Nada de autorizaciones paternas. Coger una de sus fotos y hacer con ella lo que nos plazca está al alcance de un clic. Basta con entrar en su perfil de Tuenti, elegir la instantánea y descargarla. Fácil, rápido e ilegal. Una vez hecho el daño -y cometido lo que seguramente es un delito-, a su familia sólo le queda exigir responsabilidades en los juzgados por una intromisión ilegítima en el derecho a la imagen de la menor. Un peligro más para estar en alerta y que este año ha centrado el Día Internacional de la Internet Segura, dedicado a la concienciación de la gestión de fotos en la web bajo el eslogan 'Piénsalo antes'.

A María no tendría por qué pasarle esto... pero lo mismo pensarían los nueve amigos de Marta del Castillo que vieron cómo se difundían sus instantáneas y conversaciones volcadas en la red social cuando desapareció la joven sevillana. La Fiscalía actuó tras ser mostradas en televisión. Ahora reclaman 3.000 euros de indemnización a quienes las enseñaron. No son los únicos. La Agencia Española de Protección de Datos (AGPD) tramitó una treintena de denuncias por motivos similares en 2009. Cifra que va en aumento sin tener en cuenta las que gestionan la Guardia Civil y la Policía Nacional.

Incluso en La Moncloa se tuvo que capear un temporal muy parecido. La curiosidad que levantaron las hijas de Zapatero tras su polémica foto en la Casa Blanca llevó a asaltar sus cuentas de Tuenti, que estaban camufladas bajo otros apellidos. En unas pocas horas las imágenes de las niñas con sus amigos y los comentarios personales de Laura y Alba plagaron blogs y páginas en internet. Hoy ya no queda rastro de aquello. Se borró.

En todos estos casos se cometió una doble infracción: se vulneró el derecho a la imagen de las niñas, así como la propiedad intelectual de las instantáneas al no contar con la pertinente autorización para su uso. A lo que se le añade su condición de menores, grupo especialmente protegido por la legislación española. De hecho, en los últimos días Facebook ha elevado de los 13 a los 14 años la edad para poder formar parte de su red social en España y cumplir así con el mínimo requerido para que los menores puedan compartir información, como enfatiza Artemi Rallo, director de la AGPD.

Trucos para sortear las prohibiciones

«Las redes sociales son un soporte relativamente nuevo, pero los derechos en juego son exactamente los mismos», comenta Javier Cremades, especialista en Derecho de las Nuevas Tecnologías y socio de Cremades & Calvo Sotelo. Las leyes están, pero no adaptadas a este 'boom' cibernético, un sector donde aparecen nuevas triquiñuelas a diario para burlar todo tipo de prohibiciones y atentar directamente contra los derechos fundamentales. «La línea es difusa y la jurisprudencia va indicando el camino», detalla Beatriz Martínez, consultora de seguridad y nuevas tecnologías. Eso sí, en la utilización de imágenes y comentarios sacados de estas plataformas la normativa es contundente: «Nadie puede utilizar datos personales de un tercero sin su consentimiento», sentencian desde la Agencia de Protección de Datos. Y esto no sólo se aplica a los menores.

La foto de los presuntos etarras Jon Rosales y Adur Aristegi con la camiseta de la selección española ha sido la última en dar la vuelta al mundo en unos minutos gracias a que fue descargada de Facebook... pero sin autorización. Excusas como que el perfil de Rosales era público no sirven a los ojos de la ley. Ni tampoco está justificado el interés público por estar ambos acusados de graves delitos. «Que tu muro lo pueda curiosear cualquiera no significa que la gente pueda hacer uso de tus fotos o noticias. Es lo mismo que si un día te dejas la puerta de tu casa abierta, eso no es óbice para que la gente se lleve lo que quiera», ejemplifica Cremades. Por eso, Rosales y Aristegi podrían denunciar el uso sin permiso de su foto. «Seguro que nunca se habrían imaginado que alguna vez pudiera ver la luz esta imagen... estas son algunas de las cosas que propician estos portales», explica Enrique Rodríguez, inspector jefe de la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional.

El miedo a la utilización de datos y fotos sacadas de estas páginas ha dado la voz de alarma... hasta en el Pentágono. Los militares norteamericanos tienen prohibido acceder a una quincena de redes sociales. Para ellos, sus familiares y los empleados del Ministerio de Defensa se han creado su exclusiva plataforma, 'TroopTube'. Todo por salvaguardar la seguridad y detalles de las operaciones militares tras las filtraciones que hubo durante la campaña de Irak.

¿Y si te encuentras por casualidad una imagen tuya en cualquier red social que no quieres que sea vista? Para evitar males mayores, antes de que la instantánea te haga sonrojar más de lo debido, lo más sencillo es darle a la opción 'denunciar' que aparece en casi todas las redes y bloquear así la foto, como recuerda Natalia Martos, directora jurídica y de privacidad de Tuenti. Aunque no basta para que desaparezca totalmente. Tu huella puede seguir por los confines de la red de redes al estar muchas plataformas indexadas a motores de búsqueda del tipo de Google. El mejor consejo: cerrar nuestros perfiles a sólo amigos y limitar a quién se acepta como tal. Basta con unos minutos para evitar mirones no deseados y potencialmente peligrosos, un tema que hay que enseñar y recalcar sobre todo a los menores, los más activos en estas redes.