EN COMPAÑÍA

«Bailaré flamenco puro porque poca gente lo hace»

La artista madrileña viene a dispuesta a sacarse «la espinita» que tiene «clavada» con el Festival

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Cuenta La Truco que cuando estaba embarazada de dos meses le ofrecieron bailar para una grabación de Casa Patas. Y que estuvo dándole vueltas al asunto, porque el tren ya había pasado varias veces de largo, y porque el cuerpo le pedía intensidad y pureza. Pensó La Truco que quizá aquel trabajo ejerciera algún extraño efecto en el niño que esperaba, que a lo mejor le servía de recibimiento o de buenaventura, y dijo que sí.

Puesta en faena, le puso nombre: 'Pa mis adentros', el espectáculo que trae esta noche a la Sala Compañía, y que plantea como «un recorrido por los palos más intensos del arte jondo». «Quería que el mensaje llegara a mi hijo, aunque aún estuviera gestándose: «Las raíces del flamenco nunca se perderán».

«Lo que pretendo es que con la impronta de las tradiciones, el espectador quede envuelto en la atmósfera de los fandangos de Huelva, que comprenda la clase de fuerza y sentimiento que una madre pone a las alegrías de Cádiz cuando quiere que el fruto de sus entrañas se impregne de su esencia». Para cerrar con broche de oro, «de regalo, la majestuosidad, la fuerza y la pasión de una soleá también bailada desde lo más profundo».

Cuando una se sube a un escenario así, con esa voluntad de comunicar, «el alma se revela, emerge descomunal al exterior». «Sin embargo -explica- para que la llama arda ha de existir siempre una chispa, que es la que alimenta la magia del baile, de este arte y de todo cuanto vibra adentro».

Ayer, en la Bodega de San Ginés, La Truco hizo una defensa cerrada del flamenco puro: «Cuando me preguntan por qué lo hago, siempre doy la misma respuesta: a lo mejor es porque demasiada gente hace otras cosas». El debate es un clásico, y nunca faltan argumentos a favor ni en contra: «Está muy bien que el Festival traiga de todo, pero a mí me preocupa que se herede la raíz, que se mantenga viva». Al final, un guiño de complicidad a los más ortodoxos: «A lo mejor el año que viene se me va la cabeza y hago otra cosa, pero aquí, en esta tierra, la pureza es lo que me pedía el cuerpo, y a ella me he entregado».

Haciendo memoria, La Truco recordó cuando, de chica, escuchaba de fondo a su padre con Camarón, el Lebrijano y Fosforito. «Lo mío no fue una vocación que descubriera poco a poco, o que rompiera en un momento dado. Lo mío fue una vocación de nacimiento. La tengo pegada a mis primeros pasos, a mis primeras palabras. Quizá por eso he tenido esa fijación en trasmitirle ese poder a mi hijo».

A pesar del tono ligeramente pesimista que ha prendido entre algunos consagrados, ella avisa: «Al margen de vaivenes, de modas y de tendencias pasajeras, estoy segura de que siempre habrá público y cantera: el flamenco tiene una cosa muy buena, y es que puede tardar más o menos en dar el pellizquito, pero cuando lo da, no hay manera de librarse de él. Eso seguirá ocurriendo, contra viento y marea».

La Truco viene a Jerez con la idea fija de saldar una cuenta pendiente: «Es mucha responsabilidad. Mucha. La última vez que me subí aquí a un escenario lo cierto es que me pesó la importancia de la cita y me traicionaron los nervios. Pero esta noche será distinto. Yo no soy la misma, y creo que se notará sobre las tablas, la experiencia acumulada, la templanza y las ganas».

El público y la crítica tendrán la última palabra. En cualquier caso, el objetivo inicial de la bailaora con este espectáculo está cumplido de sobra: «Mi niño tiene dos años y ya es flamenco, flamenco. Toca la guitarra tan bien que dan ganas de comérselo».