PSOE y PP, cada día más alejados
La reunión entre Alonso y Sáenz de Santamaría confirma la casi nula posibilidad de llegar a acuerdos Gobierno y oposición se preparan para justificar su encontronazo en el pacto anticrisis
MADRID.Actualizado:Gobierno y PP mantendrán las formas hasta el último momento, pero la desconfianza es mutua a un lado y otro de la mesa. Aún no ha comenzado el intercambio de papeles para el acuerdo anticrisis y el principal partido de la oposición insiste en restar toda credibilidad a la buena voluntad de José Luis Rodríguez Zapatero. El Ejecutivo, mientras, no quiere hacer nada que permita a los populares justificar el portazo y responde a las críticas con la otra mejilla. «Me quedo con la voluntad de acudir a la reunión y sumar propuestas», declaró ayer la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega.
Unos y otros cada vez tienen más claro que el principal partido de la oposición, al final, no estará en el acuerdo para la puesta en marcha de un paquete consensuado de reformas anticrisis. También hay convicción en ambas partes en que si el pacto es posible, el Gobierno y los socialistas tendrán que cerrarlo con los nacionalistas moderados como socios principales. Sin embargo, ninguno quiere ser identificado como el principal culpable de que el PP se levante de la silla y apurarán todas las opciones para que quien rompa sea el otro.
En el PSOE dan por hecho que el presidente del Gobierno se apuntó un tanto cuando, en un debate parlamentario complejo y en medio de un momento político difícil, ofreció al PP negociar e incluso asumir algunas de sus medidas para mejorar la competitividad de la economía española, desarrollar una nueva política industrial, acometer un plan de austeridad de las administraciones y abordar los problemas del sistema financiero. Es, insisten, la política que demandan los ciudadanos y por eso creen que mientras el principal partido de la oposición juegue a la contra del pacto les hará un favor.
Con la convicción de que en esta dinámica quien resiste gana, la número dos del gabinete de Rodríguez Zapatero aprovechó para apuntalar su posición. Preguntada por las declaraciones de Mariano Rajoy sobre la falta de «coraje» del jefe del Ejecutivo miró para otro lado e insistió en que las conversaciones servirán para «sosegar» el debate y crear un espacio lejos de la disputa política para que pueda haber acuerdos.
Sus palabras contrastan con lo que apenas unas horas antes había ocurrido en el Congreso. Los portavoces parlamentarios, José Antonio Alonso y Soraya Sáenz de Santamaría, se reunieron para cumplir el trámite de cerrar la ronda de contactos con todos los grupos iniciada por el socialista hace dos semanas con el objetivo de sondear la posibilidad de acuerdos parlamentarios contra la crisis. No esperaban nada, y nada hubo. Sáenz de Santamaría comentó que «voy a todas las reuniones a que me convocan»; y Alonso describió el encuentro como una cita «necesaria» porque el PSOE no excluye a nadie del diálogo y quiere «acuerdos con todos».
Recetas opuestas
La hora de conversación sólo sirvió para que uno y otro constatasen lo opuesto de sus recetas para salir de la crisis y la predisposición casi nula de ambos partidos a pactar acuerdos amplios en el área económica, bien sea en la mesa negociadora del Gobierno o en el Congreso.
Ninguno admitió que el problema es que la política económica es para socialistas y populares, en especial para los últimos, un campo de confrontación partidista. El PP limitó posibles apoyos futuros a los socialistas a asuntos muy concretos porque dijo que es imposible pactar acuerdos cuando se excluye del debate lo más importante -«la bajada de impuestos y la reforma del mercado laboral»-. El PSOE, a su vez, reclamó a los populares que superen «sus reticencias» y se sumen a los demás grupos del Congreso, que «se han mostrado receptivos y dispuestos a alcanzar acuerdos» y «un escenario de unidad» frente a la crisis.
Sáenz de Santamaría dijo salir «sorprendida» del encuentro porque «ni el PSOE ni el Gobierno tienen interés por contar la verdad de la crisis». Reafirmó la idea de que el único objetivo del Ejecutivo es el de ganar tiempo y que, por eso, sólo le interesa hablar de «pactos en etéreo». Señaló que el país necesita «un Gobierno de acción» y que Zapatero «debe decidir si está dispuesto a salir de la crisis y con quién»