HÉROES
Actualizado:Además de las mil noticias malas de rigor, de recordarnos lo mal que estamos y lo peor que vamos a estar, esta semana, los periódicos nos han regalado dos escándalos de esos que apetece comentar por lo civil. Los protagonistas de los mismos son un cura y un político, forman parte de ese grupo de personas que, en teoría, trabajan para gobernar y guiar nuestra existencia, o por lo menos, para dar ejemplo. El ejemplo está entendido perfectamente en los dos casos.
Estoy hablando de los grandes empíricos de la semana, los que quisieron probar el mal en sus propias carnes para poder hablar con propiedad a la ciudadanía. No se ha valorado en su justa medida el valor de estos dos osados concursantes de la actualidad. Por otro lado, es normal que siempre pensemos mal, nos están acostumbrando a ello; la inocencia murió a manos de la información. Nacho Uriarte, vocal de la Comisión Permanente de Seguridad Vial, diputado y presidente de las Nuevas Generaciones del PP, fue pillado ebrio y accidentado por una patrulla de la policía municipal de Madrid. Bingo. Seguramente, influenciado por aquel mensaje subliminal que lanzó el líder de las 'Viejas Generaciones' de su partido, el señor Aznar, en aquel 'sermón alcohólico' de Valladolid. Gracias, Nacho, yo valoro tu empeño.
El otro incomprendido es el párroco Samuel Martín, un chaval de la cantera de la Iglesia que, mucho me temo, jamás ascenderá a las categorías superiores. Y todo porque quiso saber qué era aquello del sexo que tanto tema de conversación daba en los pasillos del seminario, entre cigarrillo y cigarrillo. Ni corto ni perezoso, 'el pájaro espino', metió la mano en el cepillo de las cofradías y se le pegaron diecisiete mil euros que pulió en líneas eróticas. Según algunos medios, el cura en cuestión podría estar internado en un centro de salud mental. No intenten llamarle por teléfono, seguramente les dará comunicando. Pasen buen día.