Un acuerdo que incluyó a todos y que respaldó el Gobierno andaluz

Fue Paulino Plata, entonces consejero de Agricultura, el que el día 2 de septiembre de 2002 suscribió el llamado Plan Estratégico para el Marco de Jerez mediante el cual la Junta se comprometía a destinar siete millones de euros para la promoción e investigación de nuevos usos de la viña, y que se aplicaría durante cuatro años con el objetivo de buscar el equilibrio entre la producción y las ventas de vino de Jerez.

Este documento, por el que todos los actores de la zona productora se comprometían a ajustar las existencias de uva y mosto a la demanda de los caldos de la Denominación, incluía varios puntos entre los que destacaba el que recogía que el precio por kilo de uva se fiaba en 34 céntimos de euros (56,5 de las antiguas pesetas) durante las cuatro campañas, con un incremento previsto del 3,5% anual.

Cuando se terminó el Plan Estratégico se inició una etapa convulsa por la incertidumbre sobre el precio de la uva, hasta que el julio de 2006 todos los actores pactaron que para la cosecha de ese año se pagarían 36,7 céntimos (61 pesetas), que subirían a 37 céntimos (61,5 pesetas) para la vendimia de 2007. Fue la última vez que hubo acuerdo sectorial para fijar el mínimo al que abonar la producción.

En las dos últimas campañas el precio ha sido marcado por cada operador de forma independiente, lo que ha hecho que se pague una media de 21 céntimos (35 pesetas) e incluso en algunos casos se ha pagado el kilo a 15 céntimos (25 pesetas), lo que ha provocado el estallido social de los productores de la zona.

En este sentido, las fuentes consultadas ayer por este medio explicaron que el pacto de precios al que siempre se ha llegado -también en otras Denominaciones- es sólo un mínimo a partir del cual operar, al tiempo que recalcaron que no hay terceros perjudicados por el acuerdo, ya que todos los productores se han beneficiado de él.