Artículos

Guerra y paz

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Es curioso que alguien que tiene un apellido que evoca tanta tranquilidad, precisamente vaya levantando justamente todo lo contrario. He querido hacer la columna dedicada al otrora jugador del Cádiz, Abraham Paz, una vez que ha pasado el partido frente a su actual equipo el Hércules, para que nadie pudiera pensar que lo hacía con intención de calentar el ambiente, ni por ir en contra del comunicado de la Federación de Peñas Cadistas. También lo hago, para que de una vez por todas algunos se enteren que la animadversión que el defensa portuense despierta en Cádiz no es debido al penalti fallado en Alicante frente al que ahora es su equipo y que nos condenó a la Segunda División B, ni tan siquiera por haberse marchado de aquí. Al menos así lo pienso yo. Creo que más bien todo es por las desafortunadas declaraciones de su última campaña de amarillo. Manifestaciones que no son de recibo ni viniendo de un jugador foráneo, por lo que es menos admisible de un canterano y además capitán del equipo. Tampoco se le perdona que cuando en el viaje de regreso del Rico Pérez con un descenso en el equipaje, él no subiera en el autobús del equipo y volviese a Cádiz también por carretera, pero en un coche con amigos. Y por supuesto tampoco se le perdona que siga dejando 'perlitas' en forma de declaraciones desde allí. Y que no son piropos precisamente al Cádiz y su afición lo que dedica el central del Hércules.

Por eso, a ver si se enteran ya los defensores de Paz, que no se le pitó cada vez que tocaba el balón por el penalti y sí por lo anteriormente narrado. Y para terminar, desconocía que una de las funciones de la federación de Peñas Cadistas fuera preocuparse por los jugadores de los equipos rivales para que fueran tratados con cariño y respeto. Pensé que sólo miraban por los aficionados cadistas de las peñas federadas. El respeto hay que tenérselo siempre a todo el mundo, pero el cariño no se pide, el cariño se gana y en el caso concreto de Abraham Paz, no ha sabido o no ha querido mantenerlo.

Y punto.