«Mi vida ha cambiado radicalmente desde que sufrí la agresión en Feria»

Miguel Ángel Muñoz ha experimentado cómo su existencia ha dado un giro de 180 grados a raíz de lo ocurrido una fatídica noche de la Feria de 2008, en la que recibió una brutal agresión por la que prácticamente perdió la visión de un ojo. Después de dos años de larga espera, este policía antidisturbio afronta el juicio que se celebrará hoy con la esperanza de que se haga justicia y pueda pasar página de una vez por todas.

«Me siento con ganas de acudir al juicio y ponerle fin de una vez por todas a este largo proceso -reconoció el agente-. Lo que espero es que la justicia actúe». El acusado, M. A. F, se enfrenta a penas de hasta ocho años de cárcel por un presunto delito de atentado contra agente de la autoridad, más otros dos de lesiones graves y desorden público.

Como era de esperar, Muñoz confía en que el juez le imponga la máxima de las penas, pues el suceso le dejó secuelas que le acompañarán mientras viva. «Tengo lesiones graves para toda la vida -recordó- e irrecuperables, sobre las que prácticamente no hay mejoría posible». Todo sucedió cuando el policía, perteneciente a la Unidad de Prevención y Reacción de Sevilla (UPR), se dispuso a intervenir en una pelea y recibió un botellazo en la cara.

Aunque la merma de su salud ha sido considerable, pues ha perdido el 90% de la visión de uno de sus ojos, la agresión ha traído consigo una serie de consecuencias de otra índole. «Mi vida ha cambiado radicalmente desde entonces, en el ámbito personal y también en el laboral, pues ahora estoy en un puesto administrativo, me he tenido que apartar de la calle y tampoco se sabe cuál será mi futuro».

El imputado, por su parte, estuvo casi un año en prisión provisional y actualmente se encuentra en libertad, a expensas de lo que ocurra en el juicio.