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Los jerezanos mostraron su fervor por el paso de las Tres Caídas en la noche de ayer. :: ESTEBAN
Jerez

Brillante Vía-Crucis de las cofradías

Las Tres Caídas firma uno de los actos piadosos más impactantes de los últimos añosLa hermandad jerezana estrena una parihuela que ha sido confeccionada especialmente para la ocasión

JOSÉ VEGAZO
JEREZ.Actualizado:

Se esperaba con impaciencia el Vía-Crucis de la Unión de Hermandades este año por muchos motivos. Si el año pasado la Lanzada se quedó sin poder salir hasta la Santa Iglesia Catedral debido a las condiciones climatológicas, a lo largo de la tarde los augurios no eran mucho mejores para la hermandad de las Tres Caídas, en quien había recaído el honor de organizarlo en esta edición. Y sin duda, y sin desmerecer el trabajo de otras cofradías que lo han presidido antes, la hermandad que preside Juan Mier Terán había puesto todo su interés en que fuera recordado como uno de los actos piadosos más importantes realizados en nuestra ciudad.

Desde el primer momento, la devoción y la piedad que suscita el Señor Caído era la gran baza que argumentaron tanto el presidente de la Unión de Hermandades como el hermano mayor de la corporación del Miércoles Santo. Un Señor vencido por el peso de la cruz, la imagen sin duda más adecuada para levantar la fe de los miles de parados que hay en la actualidad en la ciudad, de los cientos de familias que tienen que levantar de nuevo sus casas. Un Cristo que cada lunes llena la iglesia de San Lucas con su presencia. Y ese argumento funcionó a la perfección, puesto que el de ayer fue uno de los Vía-Crucis de la Unión de Hermandades más multitudinarios.

A las siete y media de la tarde, y pese a las nubes que cubrían el cielo de la ciudad, el Señor Caído ponía rumbo hacia la Santa Iglesia Catedral, donde llegó puntual cuando el reloj marcaba las ocho y media de la tarde. Era el momento de meditar las catorce estaciones, los catorce momentos más importantes de la Pasión y Muerte del Señor. Presidido por el prelado de la ciudad, monseñor Mazuelos, que se estrenaba en este acto cofrade, las meditaciones fueron leídas y meditadas todas en el interior de la iglesia, ganando con ello en comodidad y recogimiento gracias a una medida que ha sido muy aplaudida en el seno de las cofradías, que llenaron las naves del primer templo jerezano con sus cruces de guía.

Una vez terminado el Vía-Crucis, la cofradía buscó de nuevo el refugio de San Lucas, con la suficiente calma para que se pudiera observar la nueva túnica del Señor, preciosa, así como el juego de cantoneras que ha tenido que realizar debido a los robos que sufrió la iglesia de San Lucas el año pasado. También fue el momento de descubrir la parihuela que la hermandad confeccionó exclusivamente para este acto piadoso, y para perderse en el maravilloso cortejo que la hermandad pudo conformar. Un Vía-Crucis de altura, y el más indicado para los tiempos que corren.