Las Tres Caídas, mirando al cielo

Mirando al cielo. Así están los hermanos de las Tres Caídas desde hace días, ya que las previsiones meteorológicas aseguran que lloverá en la tarde del primer lunes de Cuaresma. Y sería una lástima, porque la hermandad que preside Juan Mier-Terán se han tomado este Vía Crucis de la Unión de Hermandades como una salida más de su imagen titular, sin duda, el ánimo que deberían tener todas las cofradías cuando son designadas para un evento de estas características.

Si lloviera, la hermandad celebraría junto con el resto de corporaciones de la ciudad el Vía-Crucis en el interior de San Lucas, aunque sobre la mesa está la proposición de celebrarlo el próximo lunes de Cuaresma para años posteriores. Una cuestión que deberá estudiar el Consejo junto con el obispado, ya que no hay que olvidar que el prelado de la ciudad, monseñor Mazuelos, asistirá en la Santa Iglesia Catedral al acto piadoso que protagoniza el Señor de las Tres Caídas.

Está previsto que la cofradía salga de la iglesia de San Lucas a las siete y media de la tarde, para llegar por el camino más corto a la Catedral una hora después. Acompañará la Coral de San Pedro Nolasco durante el recorrido, y durante el traslado hasta la seo diocesana se podrán observar las novedades que la hermandad del Miércoles Santo ha preparado para la ocasión. Estrenará una preciosa parihuela que han hecho y diseñado los propios hermanos, inspirándose en su propia sede canónica, lujosamente tapizada para la ocasión. Y será también el momento de descubrir la nueva cruz que se le ha hecho al Señor Caído, que estrenará las nuevas cantoneras que sustituyen a las que le robaron hace unos meses. Para completar la parihuela, la hermandad ha pedido prestados unos faroles que irán en las esquinas, que pertenecieron a la hermandad de Pasión, y no podía faltar un estreno para el Señor Caído, que lucirá una túnica hecha para la ocasión.

El formato será similar al que ya se ha consolidado en la legislatura de Manuel Muñoz Natera. Catorce estaciones, todas leídas frente a diversas cruces de guía de las corporaciones de la ciudad, y todas ellas leídas y meditadas en el interior de la Catedral.