TRANSGÉNICOS Y EL FALSO DEBATE'
Actualizado: GuardarEl Dr. Clive James, Director de la ISAAA (Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agro Biotecnológicas), resaltó en su reciente visita a España, el avance progresivo de este tipo de cultivos en los últimos 13 años. En 2008 más de 13 millones de agricultores de 25 países han sembrado 125 millones de hectáreas. En la Unión Europea (UE) sólo hay un evento autorizado, una sola tecnología, que ha dado lugar a 124 variedades que son registradas y comercializadas por 12 empresas diferentes. En la actualidad están pendientes de aprobación cuatro nuevos eventos de distintas empresas, dos de ellos para la lucha contra el taladro, otro para luchar contra las malas hierbas y un cuarto para obtener patata con mejores cualidades para industria. Aun así, nos encontramos en el vagón de cola mundial, a pesar de tener los sistemas de aprobación y control más seguros del mundo. En 2009 sólo se sembraron en la UE 107.000 hectáreas de transgénicos. El máximo productor es España, con 79.269 hectáreas, de las que en Andalucía se cultivan 2.175 hectáreas.
Francia o Alemania tienen prohibido su cultivo, un argumento que se utiliza para poner en entredicho a España. Hay que recordar que Francia y Alemania utilizaron su derecho para aplicar la llamada Cláusula de Salvaguarda, que permite a cualquier Estado prohibir temporalmente el cultivo de transgénicos si tiene indicios de que supone un perjuicio para la salud humana o para el medio ambiente. Esas nuevas aportaciones son remitidas a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que debe emitir una nueva opinión científica. En ambos casos las conclusiones fueron en el mismo sentido: no se aportaba ningún nuevo dato que justificara la prohibición de cultivo. Por tanto, han incumplido la norma europea al no levantar esta Cláusula. ¿España debe inspirarse en estos modelos o debe ser el resto de Europa quién se mire en el espejo español? Somos la punta de lanza de una tecnología esencial para nuestro futuro y cumplimos todas las normas, lo que no debe ser motivo de recelo, sino de satisfacción.