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La arriesgada apuesta de Brown

Momios y sondeos otorgan la victoria a Cameron en las elecciones británicas pese al ascenso del primer ministro en las últimas semanas

LONDRES. Actualizado: Guardar
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Unos basan su prestigio en el acierto de sus pronósticos sobre el voto, que les permitirá quizás ampliar su cartera de clientes. Los otros no pueden confiar todo al futuro porque su negocio consiste en hacer balance de ganancias y pérdidas el mismo día del recuento. Empresas de sondeos y de apuestas son dos negocios con distinto enfoque pero que siguen mejor que nadie la precampaña electoral británica.

Las elecciones están previstas para el 6 de mayo, aunque, como recuerda Peter Kellner, responsable de YouGov, en las semanas anteriores a cada comicio se ha especulado en los últimos años sobre fechas alternativas. Que al final dejan el camino libre para la aireada inicialmente. El 6 de mayo hay elecciones municipales y sería difícil justificar dos seguidas. ¿Qué dicen las casas de apuestas?: 6 de mayo.

¿Quién ganará? Las encuestas sugieren que en las últimas semanas la diferencia estable entre los dos partidos más importantes -40% de los conservadores contra 30% de los laboristas- se ha estrechado, con la formación de David Cameron en el 38%-39% del voto y la de Gordon Brown en el 31%-32%. Se aviva así la posibilidad de un Parlamento en el que ninguno tenga mayoría para formar Gobierno. Porque el partido en el poder sube en votos durante la campaña. Salvo en los últimos veinte años.

Pero siempre puede ocurrir lo imprevisto. Las inundaciones en el Elba que ayudaron a Gerhard Schröder en 2002, el trágico 11-M y sus efectos electorales en España. Además, dice Kellner, ésta es la primera vez que habrá debates -tres- de los líderes en televisión. Todo el mundo recuerda el de las elecciones estadounidenses de 1976, en el que Gerald Ford dijo que la Unión Soviética no controlaba Europa del Este «y no ocurrirá nunca conmigo de presidente». Ganó Jimmy Carter.

Dos libras para ganar una

Kellner cree que, si los 'tories' ganan con un 9%-10% de ventaja, tendrán mayoría absoluta de escaños. Si la diferencia es de 4%-5%, no sumarán el número de diputados para dominar el Parlamento. Su conclusión es que hay una probabilidad 50-50 de que Cameron logre una mayoría suficiente. No, dicen en las casas de apuestas. Graham Sharpe, de William Hill, cree que habrá mayoría suficiente. Momio: 1 a 2 para los conservadores. Hay que arriesgar dos libras para ganar una.

Las apuestas políticas son populares. Más de diez millones de euros apostaron los británicos en las elecciones de 2005 y ahora se espera que apuesten el doble, porque son más inciertas. Aún quedan muy lejos de los mil millones que apostarán en la Copa del Mundo de fútbol, pero es un negocio. Que tienta, como ocurre en las carreras de caballos, a quienes tienen información confidencial, a quienes han recibido el soplo sobre la baja forma del favorito.

El ex líder liberaldemócrata, Charles Kennedy, fue pillado en algo parecido a un fraude cuando cobró 2.500 euros tras apostar cincuenta en una casa que ofrecía 50 a 1 a que su partido sacaba dos diputados en unas elecciones europeas. El problema para Kennedy fue que había pasado la campaña asegurando a todo el mundo que su partido obtendría diez.

Impecable, sin embargo, fue la conducta de Clement Freud, del mismo partido, que cuando vio que se ofrecía 33 a 1 a quien apostase por su elección, decidió jugarse mil euros. Ganó el escaño y 33.000 euros. Las apuestas políticas son, al parecer, especialmente populares entre los miembros del tercer partido en discordia. Uno de ellos ha creado una página en Internet (Politicalbetting.com) especializada en este tipo de especulación.

Instinto político

Admirable fue el instinto político de Bernard Murphy, un formidable irlandés, popular como contador de historias en los pubs de Cork, que en 1985 se presentó a las elecciones como campeón del pueblo. Las casa de apuestas ofrecían un risible momio 50 a 1 por su victoria, pero Murphy hizo la campaña invitando a la gente a combinar voto y apuesta. Ganó y el pueblo celebró lo que habían ganado a los 'bookies', componedores de los libros de apuestas.

En 1983, un taxista de Newcastle llevó a un pasajero parlanchín en su coche. Le preguntó a qué se dedicaba y el chico le dijo que había sido elegido el día anterior como diputado por Sedgefield, una circunscripción cercana. El taxista fue a la casa de apuestas y escribió una papeleta. «Cien libras a que Tony Blair será primer ministro». Los 'bookies' ponderaron sus riesgos y le ofrecieron 500 a 1. En 1997 regresó para llevarse 50.000.

Las empresas de sondeos y las casas de apuestas viven en dos mundos diferentes. Peter Kellner es marido de lady Ashton, que fue elegida recientemente como responsable de Exteriores de la UE. Supo que ofrecían 50 a 1 por la designación de su mujer. Pero no apostó. Su oficio es hacer vaticinios más complejos. Como decir que quizás la del 6 de mayo será la primera de dos elecciones sucesivas en busca de una mayoría para gobernar.