Los equipos de rescate continúan buscando víctimas bajo toneladas de lodo en la isla de Madeira
El Gobierno eleva a 42 los muertos y a 120 los heridos por las graves inundaciones sufridas ayer en el archipiélago
LISBOA Actualizado: GuardarLa paradisiaca isla portuguesa de Madeira ha quedado destrozada por las riadas de ayer, que han causado la muerte al menos de 42 personas y ha dejado heridas a otras 120. Los equipos de rescate aún temen encontrar cadáveres en los vehículos y casas enterradas bajo toneladas de lodo.
Algunas de las zonas más turísticas de la bahía de Funchal, la capital del archipiélago, son auténticos barrizales, mientras las autoridades se afanan por despejar calles y carreteras de los escombros arrastrados con violencia por las laderas en las que se asienta buena parte de la ciudad. Entre las viviendas y automóviles destrozados, los bomberos han encontrado ya los cuerpos de 17 de las víctimas mortales, pero aún no han podido acceder a muchas localidades de la periferia de la ciudad, donde las carreteras, el teléfono y la energía eléctrica fueron barridas por la fuerza de las aguas junto a casas enteras.
El responsable de Asuntos Sociales del Gobierno regional, Francisco Ramos, ha expresado su temor de que el número de muertos, situado oficialmente en 42, suba a medida que los servicios de protección civil limpien zonas ahora cubiertas de barro y accedan a las partes altas de la ciudad más damnificadas. Ramos ha explicado que hay un número sin determinar de desaparecidos, más de 250 personas han sido evacuadas y todavía no han sido identificados todos los cadáveres.
El depósito de cadáveres ha sido ubicado en el aeropuerto de Madeira por una "cuestión operacional" y señaló que el Gobierno de la región continúa trabajando sobre el terreno, con equipos en todas las zonas afectadas.
Identificación de cadáveres
Desde Lisboa partieron en las últimas horas varios aviones y una fragata militar con ayuda médica y humanitaria, helicópteros, submarinistas para buscar cuerpos en la bahía de Funchal y especialistas de las fuerzas de orden con perros entrenados en la búsqueda de víctimas. El Gobierno ha desplazado también un equipo de médicos forenses para acelerar la identificación de los cadáveres y refuerzos de los efectivos de bomberos y protección civil del continente.
Las Fuerzas Armadas lusas han empezado a preparar puentes militares para rehabilitar varias carreteras arrasadas por las riadas y el primer ministro portugués, José Sócrates, que viajó anoche a la isla, garantizó esta madrugada "toda la ayuda que el Gobierno regional necesite" para la recuperación de Madeira.
Entre la población de la región, de 260.000 habitantes y concentrada en un 90% en la isla que da nombre al archipiélago, se vivieron momentos de pánico durante las quince horas de lluvias torrenciales registradas el sábado.
Pueblos aislados
En algunas zonas de Funchal y sus inmediaciones la acumulación de barro sobrepasa los cinco metros de altura y en otras sólo deja ver los techos de vehículos y casas sepultadas. Según las autoridades, uno de los problemas que vive ahora la ciudad es paradójicamente la falta de abastecimiento de agua potable por la destrucción de las infraestructuras de estos servicios. Tampoco hay luz ni teléfono en muchas zonas de la isla, a las que los servicios de mantenimiento no pueden acceder porque han desaparecido cientos de metros de calles y carreteras.
El alcalde de Funchal, Miguel Albuquerque, ha declarado que en las áreas más altas de la urbe la situación vivida el sábado fue "dantesca" y ahora una de las prioridades, además de asistir a las víctimas, es limpiar la ciudad y restaurar plenamente sus servicios. Pero esa tarea puede demorar muchos días porque, pese a los refuerzos de Lisboa, hoy faltaban excavadoras y camiones para desatascar las muchas zonas de la ciudad llenas de las piedras y basuras arrastradas por las riadas.
El responsable regional de Asuntos Sociales teme que en esos depósitos aparezcan más víctimas y subrayó la dificultad de acceder aún a muchas aldeas de la isla. Entre los concejos mas afectados por las inundaciones están los de Ribeira Brava y Santo Antonio, donde hay varios kilómetros de carretera completamente destruidos y casas que han quedado incomunicadas y al borde de un precipicio.
Pequeñas localidades de la parte sur de la isla, como Serra de Agua, Curral das Freiras, Calheta, Paul de Mar y Jardim do Mar, Serra d'Agua, Furna y Pomar da Rocha estaban aún hoy aisladas y las autoridades no tenían información de posibles víctimas entre sus habitantes.