El fiscal pide prisión incondicional para Juan Pedro Galán, su padre y su administrador

Los allegados de los Galán y el resto de detenidos en la 'Operación Toscana' vislumbraron algo de esperanza ayer a las dos de la tarde, cuando José Espada y Manuel S. C. (el primero, camarero del club La Fontana; y el segundo, administrador de la finca El Toro) salieron del juzgado de Chiclana en libertad. Pensaron que serían los primeros de la larga lista de 15 personas que fueron detenidas el miércoles por la Guardia Civil como supuestos miembros de un entramado de explotación sexual y blanqueo de dinero, que presuntamente encabezaban cuatro miembros del clan de los Galán. Al final de la tarde, sin embargo, sus esperanzas se quebraron. Después de tres horas de comparecencia, el fiscal solicitó al juez instructor que dictase prisión provisional para los trece imputados que seguían detenidos, imponiéndoles distintas fianzas según el grado de responsabilidad en la empresa Hoteles Galantería.

Para algunos de los imputados, ni siquiera se dio la opción de eludir la medida con dinero. Es el caso de Juan Luis Galán, el patriarca de la familia jerezana y dueño de la red de burdeles; su hijo, el torero Juan Pedro Galán; y el supuesto testaferro de la familia, José Luis T. F. Los abogados han pedido que se libre a José Luis y a Juan Luis ir de a la cárcel, alegando que ambos sufren graves enfermedades. José Luis, de hecho, sufrió un ataque cardiaco hace quince días.

Ataque de ansiedad de Rocío

La tensión de tantos días hizo que Rocío Galán -que se encargaba de la gestión de los prostíbulos- sufriera un ataque de ansiedad en los calabozos, antes incluso de conocer la solicitud del fiscal. Tanto ella como su madre María Isabel Aguilar tendrían que pagar las fianzas más elevadas: 100.000 euros cada una.

El resto de los detenidos son los seis encargados de los clubes de alterne, a los que se pide 15.000 euros de fianza, y dos empleados que deberían entregar 10.000 euros para no entrar en prisión. Al cierre de esta edición, no obstante el juez aún no había dictado el auto que confirmase o desestimase la petición fiscal.

Durante los últimos tres días, los familiares y demás trabajadores de los Galán han hecho guardia a la puerta de los juzgados chiclaneros, siguiendo las interminables tomas de declaraciones a los imputados y a los testigos. En todo momento se han mostrado reservados, a pesar de la presión mediática del primer día, pero ayer rompieron el mutismo y pidieron Justicia desplegando pancartas ante el palacio judicial, aunque ya apenas había periodistas para oírles.