Metidos en un Lyon
Actualizado:El madridismo se frotaba las manos tras el sorteo para octavos de final de la Champions que se celebró el pasado 18 de diciembre. Uno de los rivales preferidos para los blancos y, en general para cualquier equipo, eran los franceses del Olympique de Lyon, pese a que en las últimas campañas ha sido una de las bestias negras de las huestes merengues, pero siempre en la fase previa cuando los resultados no tienen tanta trascendencia como en los enfrentamientos a partido único, donde han caído de forma estrepitosa en los últimos años. Pero era el preferido porque los franceses han constituido una especie de ONU, una escuadra con un nivel muy inferior al mostrado temporadas atrás. Además, el hecho de jugar la ida fuera del Bernabéu significa una ventaja importante.
Sin embargo llegó el partido del Stade Gerland y, con él, comenzó la maldición merengue en feudo galo. Los de Pellegrini llegaban con el cartel de favoritos y con la intención de resolver, en la medida de lo posible, la eliminatoria y dejarla lo más encarrilada posible. Pero no fue así. Lo ideal, lógicamente, hubiese sido lograr una victoria, en su detrimento un empate, o una derrota por la mínima. Sin embargo, luego ni lo uno ni lo otro. Los madridistas se traen un resultado inquietante para el encuentro definitivo en Chamartín.
Es cierto que en el fútbol no hay nada escrito y que los partidos hay que ganarlos en el campo, pese a la teórica superioridad previa. Tampoco es que el favoritismo sea nunca garantía de nada. De todas maneras, después de los fracasos de las últimas Champions, la mejor manera de meter miedo en el cuerpo era consiguiendo un resultado muy favorable en la ida para estar más tranquilos. Ahora todos reconocen que están muy preocupados. Y es que los blancos, un Carnaval más, siguen con la máscara y metidos en un Lyon.