María Dolores Hernández, abogada de Amin B. atiende a los medios a la salida de los juzgados. :: EFE
ESPAÑA

El imán encarcelado por abusos a niñas trabaja para el CNI

El Centro Nacional de Inteligencia y la Guardia Civil montaron un operativo para lograr que el sospechoso volviera de Marruecos

MURCIA. Actualizado: Guardar
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Alguna alarma debió de activarse en algún despacho del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) a finales de enero, cuando un grupo de vecinos de la pequeña localidad cartagenera de El Algar, todos ellos de confesión musulmana, comenzaron a señalar con gesto amenazante al imán de su mezquita. Las imputaciones no eran baladíes: le acusaban de haber abusado sexualmente de cinco niñas, de edades comprendidas entre los seis y los once años, a las que cada tarde impartía clases de Corán en dependencias del centro religioso.

La alarma alertaba de que un valioso colaborador de los servicios de inteligencia españoles se encontraba en peligro. Y las circunstancias sonaban a conocidas: no iba a ser desde luego la primera vez en la historia del espionaje, ni iba a ser la última, en que un buen agente se va al carajo por no haber sabido controlar sus impulsos sexuales. El sospechoso de los abusos sexuales, Amin B., de 47 años, había sido hasta ese momento un valioso colaborador del CNI. Fue captado por los agentes de este organismo tras el 11-M, cuando los atentados pusieron puso de manifiesto que la inteligencia española estaba en mantillas frente a la ya no tan incipiente amenaza del terrorismo 'yihadista'.

Desde el momento en que fue captado, según confirmaron a este periódico fuentes de los servicios de inteligencia, este musulmán, que durante 18 años ha ejercido su profesión en España sin contratiempos, ha prestado al CNI relevantes servicios, relacionados fundamentalmente con la identificación y control de musulmanes que se habrían significado por su interpretación radical de las enseñanzas del islam y por sus proclamas en favor de la 'yihad' (guerra santa).

El pasado verano se trasladó a Murcia, probablemente por indicación del CNI. Por las tardes se encargaba de adoctrinar a un grupo de unos diez niños. Y fue a raíz de esos contactos con los menores, y no por razón de la arriesgada labor de espionaje que venía prestando para el CNI, como paradójicamente acabó en primer lugar poniendo en peligro su propia vida -los padres de las víctimas amenazaron con matarlo-, como ha acabado ingresando en prisión y como, en último término, ha permitido que su condición de colaborador de los servicios secretos haya acabado saliendo a la luz.

Los supuestos excesos en los que incurrió Amin B. se centraron en el grupo de niñas, cinco, a las que habría metido individualmente en uno de los dos despachos de que consta la mezquita para, a continuación, someterlas a tocamientos.

De Marruecos a Murcia

El día 3 de febrero, la Policía Nacional registra el paso de Amin B. por la frontera de Algeciras con destino a Tánger. Sorprendentemente, Amin B. fue arrestado en la capital murciana el miércoles. Desde la Guardia Civil se indicaba que nunca había salido de la comunidad, mientras que del Tribunal Superior de Justicia desvelaba que, en realidad se había entregado. Nada de ello, en verdad, era estrictamente cierto. Sólo era cierto a medias. Varias fuentes de los servicios de información consultadas han confirmado que Amin B. atravesó la frontera por Algeciras el pasado día 3 y se refugió en Marruecos. Allí fue localizado por sus 'controladores' del CNI, que no se resignaban, al parecer, a que un destacado colaborador acabara perdiéndose irremisiblemente por un escándalo sexual con menores. O que trataban quizás de impedir que el imán pudiera acabar cayendo en manos de la Policía o de los servicios secretos marroquíes, con consecuencias desconocidas.

Con argumentos que no han trascendido, pero que las fuentes citadas apuntan a que podrían ir en la línea de apoyarle para tratar de que su estancia en prisión sea lo más breve posible, los servicios secretos lograron convencerle para que regresara a España.

Desde altas instancias del CNI, que dirige el general Félix Sanz Roldán, se solicita la colaboración de la Guardia Civil, que no tarda en comprometer su ayuda con sus 'hermanos' del servicio de inteligencia.

El martes por la tarde, agentes de paisano, pertenecientes a los servicios de Información y de la Policía Judicial de la Comandancia de Murcia, se identifican ante los policías nacionales que vigilan la frontera de Algeciras. Explican brevemente que están de servicio y que deben recoger a un pasajero que llega en el ferry de Tánger. Suben al barco y minutos más tarde regresan con Amin B., quien atraviesa limpiamente la frontera tras mostrar su pasaporte al policía del puesto fronterizo. Todo está correcto. Según las fuentes consultadas, la orden de detención contra el imán había sido desactivada horas antes.

Cuando se inicia el viaje de retorno a Murcia, en un vehículo sin distintivos, el imán no está formalmente detenido. Sólo acompaña voluntariamente a los agentes. Éstos no le han leído sus derechos en Algeciras y de esa forma no se ven en la necesidad de ponerlo a disposición del juez de guardia de esa ciudad. En la operación, que concluye con éxito, han quedado fuera de juego sendos jueces de Algeciras y Cartagena. Amin B. será entregado en el Palacio de Justicia de Murcia.

Ya en Murcia, por espacio de una hora, el sospechoso prestó ayer declaración. Según explica más tarde su abogada, María Dolores Hernández Prieto, ha negado una y otra vez, de forma rotunda, los hechos que se le atribuyen. Y añade que las menores han sido reconocidas por un forense «y no existen daños ni lesiones».