La sensatez se impone en precios y propuestas
Israel protesta contra la creación de un joven madrileño que mezcla los iconos judíos, cristianos e islámicos
MADRID. Actualizado: GuardarCrisis, ¿qué crisis? Se lo preguntan la mayoría de los galeristas presentes en Arco 2010. La feria internacional de Arte contemporáneo inaugura su vigésima novena edición sin sentir los zarpazos de la recesión. Nada más abrirse su primera jornada, reservada a coleccionistas y profesionales, los puntos rojos se repartían con alegría por muchas de las 218 galerías presentes en esta edición, la cuarta bajo dirección de Lourdes Fernández. Un Arco que a punto estuvo de no celebrarse por el suicida enfrentamiento entre los organizadores de Ifema y el comité de galeristas, que a día de hoy, mantienen la sartén por el mango.
Con la guerra zanjada -parece que para siempre- la sensatez es la tónica dominante en una edición con pocas sorpresas y con precios más adecuados a los tiempos que corren. El 'efecto Giacometti' no ha contagiado a una feria en al que por primera vez en años no hay piezas por encima del millón de euros pero en la que se vende «mucho y bien». «La economía estará en crisis, pero no el arte ni la creación», resume un veterano galerista.
Ni rastro de las espectaculares pinturas de Francis Bacon que cada año marcaban el récord de cotización en el stand de la galería Marlborough. Un 'clásico' en la oferta de Arco que hace dos años alcanzó la escalofriante cifra de 23,2 millones de euros, aprovechando la presentación del legado del genio irlandés en el museo del Prado. El 'mordisco' a los precios es sustancial y la pieza más cara de Marlborough es hoy un lienzo del colombiano Fernando Botero -'The beach'- tasado en 946.000 euros. A su lado un bajo relieve de Lipchiptz de 1918 por 650.000 euros; un gran Manolo Valdés por 285.000, o un lienzo de tamaño medio del hiperrealista Richard Estes por 350.000.
De todo hay, y no sólo grandes contemporáneos y de la vanguardia histórica, entre las 218 galería de 25 países que ofrece obras de 3.000 artistas en esta edición de la feria que los príncipes de Asturias inauguran oficialmente hoy. Por primera vez una ciudad, Los Ángeles, es el invitado de honor, en lugar de un país.
Hasta el próximo día 21 más de 175.000 visitantes pasarán por los pabellones 6, 8 y 10 de Ifema, que con la entrada general a 32 euros, la más cara de la historia, no se lo pone fácil al público en general.
Antes, los coleccionistas -hay 300 vips invitados- habrán podido realizar su compras en un ambiente más relajado. Unos invitados que anduvieron muy avispados ayer y que no dejaron pasar las oportunidades. Lo confirma y se felicitaba Pepe Martínez Calvo, responsable de Espacio Mínimo, con 16 años de presencia en Arco , y que a dos horas de la apertura había vendido la mitad de su oferta. Una docena de piezas, entre ellas una escultura y un gran lienzo de Manu Munaitegiandikoetxea. «La crisis está en todas partes, pero no todo el mudo la padece» dice.
«Trabajo el doble, pero vendo mucho más que otros años. Nunca me plateé un stand de crisis», señalaba Martínez Calvo, que recoge ahora el fruto de tres lustros de feria. «Al principio apenas daba para pagar el stand; el año pasado fue fantástico y, por lo que parece, este repetiremos éxito». «Ni mis precios son de crisis ni hago descuentos. La economía está en crisis, pero no el arte ni el mundo de la creación», resume
Arte y religión
Mezclar religión y arte es una receta infalible para el artista que aspire a generar polémica y asegurarse la atención en los medios. Bien lo sabe Eugenio Merino (1975), un joven creador madrileño que logró concitar sobre su otra toda la atención en la apertura de Arco '10. El artista dice que no busca polemizar, pero nada más abrirse la feria tenía a las cámaras escudriñando su obra y a la diplomacia israelí poniendo el grito en el cielo.
Un cielo presuntamente común a las tres grandes confesiones monoteístas y al que apuntaba su obra 'Stairway to heaven', título tomado de la mítica composición de Led Zeppelin en la que plantea una reflexión sobre la esencia el islam, el cristianismo y el judaísmo. Son tres figuras de varones hiper-relistas, de silicona y a tamaño natural, con cabello natural y el mismo rostro, y con distintos atuendos religiosos. Un imán ataviado de blanco, plegado en oración sobre su alfombrilla y pertrechado de un Corán, sobre cuya espalda se apoya un sacerdote católico de riguroso negro, arrodillado, orando los ojos cerrados y las manos juntas y la Biblia bajo el brazo. Sobre los hombros de éste, de pie, un rabino con guedejas, barba, levita y sombrero negros, también en pleno rezo y sosteniendo un ejemplar de la Torá.
Una coleccionista belga pagó 50.000 euros por esta pieza estelar de la galería ADN de Barcelona. En su pequeño stand, otras piezas de Merino en el mismo contexto que levantaron ampollas.