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El Ecofin da un voto de confianza a Grecia
La Unión Europea amenaza con imponer sus propias medidas de ajuste a la economía helena si Atenas no cumple sus promesas
BRUSELAS. Actualizado: GuardarGrecia tiene un mes para demostrar que está efectivamente dispuesta a corregir su déficit público. Ayer, los ministros de Finanzas de los 27 convalidaron las decisiones adoptadas la víspera por el Eurogrupo, arrinconando las demandas adicionales de rigor a Atenas hasta que el Programa de Estabilidad revisado presentado por el Gobierno heleno haya iniciado su andadura y se verifique que las medidas comprometidas han sido adoptadas o estén en vías de serlo.
El Ejecutivo de Yorgos Papandreu ha presentado un plan de ajuste extremadamente severo al que la Comisión, la semana pasada, y el Consejo, ayer, dieron su visto bueno. Sin que las iniciativas previstas hayan rendido aún sus frutos, exigir más parecía fuera de lugar al Ecofin. El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, resumió la situación el lunes por la noche, en rueda de prensa, cuando dijo que los miembros de la Eurozona «creemos que se trata de un plan correcto y que el Gobierno de Papandreu es serio. Tenemos plena confianza en el plan de ajuste».
Por lo tanto, Atenas cuenta con apenas un mes para poner en marcha el grueso de su Programa revisado de Estabilidad: recortes salariales, cambios en el modelo de negociación colectiva, reformas en los mecanismos de sanidad y asistencia pública y otras curas de caballo que la sociedad helena va a tener que aplicarse si no quiere afrontar males mayores.
La Unión Europea no espera resultados de esas medidas para dentro de un mes, sino que el Gobierno las ponga en práctica, de modo que puedan rendir frutos en el transcurso del ejercicio y éste concluya con la reducción efectiva prevista de cuatro puntos del PIB en el déficit presupuestario. En concreto, la idea de Atenas pasa por recortar el 'agujero' del actual 12,7% del PIB a un 8,7%, para reconducir después el déficit por debajo del 3% en 2012.
Si no fuera así, si Atenas no tiene el coraje político necesario para poner su plan de ajuste sobre ruedas, será entonces Europa la que tomará las medidas necesarias.
Atenas tendrá que salir de las reuniones del Eurogrupo y del Ecofin en las que se votarán las acciones que la UE juzgue necesarias para corregir la situación y que se adoptarán a la mayoría cualificada, sin el concurso de la representación griega.
Se ha dicho hasta la saciedad que la Unión Monetaria dispone de recursos para hacer frente a situaciones como la griega y la primera es la que se le anticipa a Atenas para el caso de que no cumpla: ya no sólo estará bajo tutela de la UE, sino que, además, sus instituciones tendrán que actuar al dictado de las europeas en materia económica. Después vendrían las sanciones directas.
Juncker lamentaba ayer que el Eurogrupo, «bajo mi dirección», rechazara en 2004 la propuesta formulada por el entonces comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, el español Joaquín Almunia, para dar poderes de supervisión contable 'in situ' a Eurostat sobre las cuentas nacionales. «Pido disculpas por ello», dijo. «Vamos a volver a considerar la propuesta de la Comisión, y Eurostat será un ente independiente», aseguró.
Y es que las eventuales artimañas griegas para ocultar miles de millones de euros en deuda pública con la connivencia de bancos de inversión estadounidenses han levantado ampollas en la UE. Tanto, que la Comisión Europea tiene previsto enviar a Atenas esta misma semana o la próxima, como muy tarde, una misión de analistas y expertos de la que podrían formar parte también representantes del Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario internacional (FMI). Las sospechas recaen en oscuras operaciones de derivados en divisas, realizadas en realidad para aplazar créditos griegos, después de que el 'New York Times' desvelara la trama el pasado fin de semana.