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60 edición de la berlinale

Amanda Peet y Catherine Kenner y Rebecca Hall dan ua lección de armonía ante la ausencia de astros

'Please Give', de Nicole Holofcener, atrae las miradas en una jornada protagonizada por el cine iraní y turco

EFE
BERLÍNActualizado:

Amanda Peet, Rebecca Hall y Catherine Keener, trío femenino de la película de Nicole Holofcener Please Give, han ofrecido una lección de armonía en una Berlinale que ha alcanzado el ecuador de su 60ª edición lastrada por la ausencia de estrellas de primer orden.

Las estadounidenses Peet y Keener y la británica Hall han aparecido tras la presentación del filme, proyectado en la sección oficial aunque fuera de concurso, para verter el habitual repertorio de elogios recíprocos -"fue amor a primera vista, nos entendimos de inmediato", ha señalado Keener, entre gestos de asentimiento de las otras- e incluso idéntico corte de pelo. "Hice lo posible para no rodar con todas a la vez, se hubieran matado. Se tiraban de los pelos, se robaban la ropa interior... en fin, muy difíciles todas...", ha bromeado Holofcener en respuesta a la pregunta de cómo fue dirigirl a las tres.

La película de Holofcener es una comedia ligera sobre un matrimonio que comparte, además de cama e hija adolescente, un lujoso comercio de muebles de ocasión en Manhattan. Todo parece funcionar perfectamente entre los dos -Keener y Oliver Platt-, hasta que aparece la bella de lengua viperina y tendencia al alcoholismo.

"Son caracteres muy diferenciados: la mujer empeñada en hacer el bien, por parte de Catherine; la hermana bondadosa hasta con su terrible abuela, el papel de Rebecca; y finalmente, nuestra tremenda Amanda. Y, en medio de todas, Oliver", ha comentado Nicole Holofcener. "Es un filme centrado en la capacidad de entrega de unos y otros en la sociedad y en el por qué unos tienen mayor tendencia a dar que a recibir y viceversa", ha resumido la directora.

Culto al silencio

Please Give ha compartido protagonismo con Bal, del realizador turco Semih Kaplanoglu, y Shekarchi, del iraní Rafi Pitts, filmes consagrados al culto al silencio y con los que el festival ha cumplido con creces con su tradicional objetivo de atender a esas cinematografías, cada vez menos periféricas.

Shekarchi está protagonizado por un buen padre de familia que se ve obligado a trabajar de guarda nocturno por su condición de ex preso y cuya hermosa esposa e hija de siete años mueren en un tiroteo entre policías y manifestantes por las calles de Teherán. No se le escapará una lágrima, pero sí un par de disparos contra una pareja policial, lanzados con precisión de francotirador, desde un montículo sobre el nudo de autopistas en el extrarradio. Empieza entonces una persecución por frondosos bosques y se pasa así de la situación interna iraní a algo tan universal como la contraposición entre otros dos agentes: el corrupto y el íntegro.

En otro bosque, en Anatolia, vive Yusuf con sus padres, otro joven matrimonio de aspecto casi idéntico al de Shekarchi: padre enjuto, él, madre hermosa y con el pelo siempre recogido bajo un pañuelo, como todas las mujeres ahí. Yusuf es un niño que no habla con fluidez más que a susurros con su padre y que tartamudea en clase. Ayuda a mamá en el campo y a papá en la recogida de panales de miel, hasta que un día éste queda suspendido de la rama de un árbol, que se quiebra bajo su peso, a merced del zumbido de las abejas.