
El 'hit' de Adolfo: despido libre
Actualizado: GuardarTras el éxito de los ochenta -aquél con el que nos intentó convencer de que la arruga era bella-, Adolfo Domínguez tomó velocidad de crucero e hizo de su empresa una de las más impactantes de la moda española. Ahora regresa al primer plano con una delicada propuesta. Contra la crisis, las bajas ventas, la destrucción de empleo... el diseñador gallego plantea el despido libre. «Sin trabas administrativas ni judiciales». Así de claro y contundente. ¿Cómo acabar con un sistema laboral que genera un montón de pícaros? Mostrando la dirección de salida a los empleados. La gente, ha venido a decir, se debe ganar «cada día» su puesto de trabajo para sacar a España del furgón de cola.
Hay que reconocerle cuando menos una extraordinaria sinceridad para decir en alto lo que posiblemente otros callan. Aunque lo haga con perlas del estilo: «No creo en un sistema que permite que alguien se coja un año por depresión, la mayoría de las veces fraudulenta, se reincorpore y tenga 30 días de vacaciones».
Lo que Adolfo ya no dice tan alto es que ha reducido notablemente su presencia en los mercados europeos y que ha salido también de Israel, Chile y Puerto Rico. El empresario y modisto achaca a la caída del consumo la necesidad de «redimensionar» su estructura. Como no pega puntadas sin hilo, ha evitado pillarse los dedos al actuar sobre las tiendas que «no alcanzan su punto de equilibrio».
Para completar el análisis, quizá debería haber explicado por qué su estilo pierde fuerza en favor de otros diseñadores, como David Delfín, Miguel Palacios o el veterano Ángel Schlesser, que acaparan una mayor presencia mediática sin engancharse a declaraciones tan explosivas. O, sin ir más lejos, sus sobrinas, María y Uxía, que, con Bimba&Lola, corren como galgos y quizá aparten un día a su tío del mercado, sin despidos de ningún tipo.