AMOSCUCHÁ
Actualizado:El mundo entero se derrumba y nosotros nos enamoramos». La frase de Ilsa a Rick en 'Casablanca' parece a medida para este Cádiz de aquí y de ahora, a falta, desde luego, de Humphrey Bogart. No es porque estemos en San Valentín, esa costumbre comercial importada que hoy se entrevera de coplas y resaca, se trata de una percepción general agudizada en esta larga cuarentena del concurso de agrupaciones, en la que, como si se hubiera decretado la peste a bordo, la mayoría de la población se ha mantenido sin contacto con tierra, pendiente de lo que ocurría en las tablas del Falla, en horarios maratonianos, incompatibles con el rendimiento laboral o escolar e incluso con la lógica del espectáculo: funciones larguísimas, sin ritmo, con una media de calidad tan irregular que a veces parecen una fiesta escolar de fin de curso; una ciudad conmocionada por el 'cajonazo' de Aragón, por sus contudentes declaraciones contra el jurado, enzarzada en si la chirigota «de los famosos» merecía o no pasar... Mientras ahí fuera, dice Ingrid Bergman, se desencadena la guerra mundial, aquí dentro nos lamemos las heridas y nos calentamos el corazón con una bacanal de músicas, como una fiesta de la cosecha que almacenara pacas de alegría para alimentarnos durante el año, que luego exportaremos al mundo y nos dará unos eurillos, muy importantes en nuestra modesta economía de subsistencia.
Pues sí, los mercados se confabulan contra la deuda española, Europa sale en socorro de los bonos griegos, Ahmadineyah enriquece uranio, en el Congreso vuelven ahora, a mediados de febrero, de las vacaciones de navidad, las pensiones van a bajar, también los sueldos, de quien lo tenga... Pero es que las malas noticias ya no son noticia en esta tierra tan apaleada y superviviente, que no sólo no se resigna a la tristeza, sino que se ha convertido en el más puro sinónimo de la diversión. Somos los más cachondos del universo, aparte de que tengamos la cola más larga en el INEM. Mucha gente no lo entiende. Es «el misterio de Cádiz», que se resiste a ser explicado y que, por lo visto, el PSOE local intenta descifrar con un estudio sociológico para determinar «el perfil» al que deberá responder su candidato a la alcaldía. Qué lejos queda, por cierto, en este báquico fin de semana, el run-run palaciego por un puesto en el futuro 'staff' del poder.
Quizá harían bien en analizar con atención el repertorio de coplas que, además de radiografiar el estado de la opinión, crea doctrina entre los oyentes con más fuerza que muchos eslóganes. Ese «periódico del año» que sale cada Carnaval, en frase memorable de Bartolomé Llompart, habla mucho de grandes cuestiones -creo que lo más cantado ha sido el secuestro del 'Alakrana'-, y menos que nunca de los temas domésticos.
Los «poetas» del concurso están cada vez más profesionalizados, es cierto, pero también la crítica local está desactivada y eso da para toda una tesis. Amoscuchá, pues. En especial a las chirigotas callejeras, a partir de pasado mañana, en El Pópulo. Estos días, mientras el mundo se derrumba, nosotros, al menos, nos reiremos.