MÁS ALLÁ DEL ERTE
El Ayuntamiento ha pasado de ser la «locomotora de la ciudad» a un peso muerto que impide avanzar a la economía local
Actualizado: GuardarHubo un tiempo en el que el Ayuntamiento de Jerez era la «locomotora de la ciudad». Aquella estrategia política llevada a cabo durante años por el entonces alcalde Pedro Pacheco no fue un buen invento, aunque quizá, y esto es lo más lastimoso, era la única posibilidad existente ante la escasa pujanza del sector privado en nuestra ciudad. Después las cosas siguieron haciéndose mal y el Consistorio, ya de por sí sobrado de kilos en lo que a personal se refiere, engordó aún más por mor de los pactos que durante una larga legislatura protagonizaron PP y PSA primero, y PSOE y PSA más tarde. Ya en aquellos tiempos se aprobaron planes de viabilidad económica para sacar del agujero al Ayuntamiento jerezano, pero todos fracasaron estrepitosamente ante la evidencia de una estructura municipal demasiado mastodóntica para soportar financieramente el tirón. Y de aquellos polvos, estos lodos.
Ahora el gobierno de Pilar Sánchez intenta a la desesperada soltar lastre, rebajar unos números rojos amasados a conciencia durante largo tiempo y sacar al Ayuntamiento del vagón de cola. Ya no es una locomotora, y no sólo eso sino que se ha convertido en un peso muerto que en muchas ocasiones impide avanzar con normalidad a la economía local, sobre todo con los tiempos que corren. Para certificar esta afirmación lo único que hay que hacer es preguntarle a algún pequeño o mediano empresario que haya sido proveedor del Consistorio por el daño que hace la deuda acumulada de éste, o hacer lo propio con grandes empresas como Cojetusa, a la que, por ejemplo, se le tienen que pagar todavía 26 millones de euros. Así las cosas, el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) se antoja como una medida necesaria para empezar de una vez por todas a recortar el tremendo gasto corriente al que deben hacer frente cada mes las arcas municipales.
Por eso es importante que la alcaldesa y los suyos sepan manejar la situación con altura de miras, apostando por el diálogo sereno y sosegado con los sindicatos y con la Junta de Andalucía, que es quien, en última instancia, debe dar luz verde o no al ERTE. Parece fundamental reajustar la plantilla, hacer un buen reparto entre empresas municipales y delegaciones de los recursos humanos y apostar también por otras medidas como las prejubilaciones para ir aquilatando poco a poco la estructura. Hay que desterrar el clima de crispación que se ha generado en torno a este asunto, no hay tiempo para discusiones, es tiempo de llegar a acuerdos y sacar del barrizal entre todos al Ayuntamiento jerezano y por ende a la ciudad.
Confiemos pues en que se solventen las dificultades burocráticas que han aparecido en las últimas semanas a la hora de llevar a buen puerto el expediente de regulación; confiemos en el buen hacer del Gobierno local, en la responsabilidad de los sindicatos, a los que les toca también hacer algún gesto; confiemos en que la Junta de Andalucía no encuentre ningún motivo para archivar el ERTE. Y, sobre todo, confiemos en que el resto de medidas que componen el Plan de Viabilidad se ejecuten a rajatable. Ya lo sé, es mucho confiar. Pero es lo único que tenemos los ciudadanos y los políticos, sobre todo éstos últimos que si pierden la confianza, también pierden en las urnas.