Opinion

Preocupante frenazo

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La recuperación que ha experimentado el conjunto de los países de la zona euro está caracterizada por su preocupante fragilidad, tal y como atestigua que Alemania haya visto atenuarse su ritmo de reactivación en el cuarto trimestre del pasado año, o que Italia haya vuelto a la recesión. El dato de que el crecimiento de la zona euro se queda en un exiguo 0,1% invita a la precaución frente a los pronósticos más optimistas. No sólo porque la tradicional buena respuesta del final de cada año se ha visto contrarrestada por los efectos de la paulatina retirada de los estímulos que contribuyeron a adelantar los primeros indicios de crecimiento. También porque no cabe imaginar una perspectiva más nefasta que aquella que conduzca a los países desarrollados, y en concreto a los de la zona euro, a crecer casi nada hoy para decrecer otro poco mañana. Tan importante como que la recuperación se dé cuanto antes es que se produzca de forma imparable, por lenta que sea. Si hasta ahora ha sido sangrante ver cómo España sigue en la recesión, mientras los demás países de la zona euro iniciaban un tímido despegue, estos últimos datos no deben recibirse como consuelo de muchos, sino como inquietud para una economía que depende de la demanda exterior para su reactivación.